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Género

Tres décadas de la mujer en el Ejército

Las militares coinciden en que esta profesión pone en valor la disciplina, el compañerismo, la lealtad y la integridad

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Tres décadas de la mujer en el Ejército

Cuatro mujeres uniformadas permanecen en el recibidor del acuartelamiento de Jaime II de Palma. Con rostros serios, hablan entre ellas a la espera de recibir nueva orden. A simple vista parece una escena cotidiana pero solo hace tres décadas que las mujeres pueden ingresar en las Fuerzas Armadas.

Muy expectantes, las militares se presentan: Cabo Irene Redondo, de 31 años, cabo Deborah Suárez, de 33, teniente Carolina González, de 38 años y sargento primero Sonia Sanz, de 44 años. Tienen ganas de hablar y contar su historia, de que se acaben con los estereotipos y con la creencia de que el Ejército es un "mundo de hombres". "Nosotras también existimos y cada vez somos más", subrayan.

"Desde pequeña supe que quería ser militar", comienza a narrar Irene. "Era una niña y cuando escuchaba el himno de España ya se me ponían los pelos de punta", continúa. Lo describe como "pura vocación". También sus otras tres compañeras.

"Siempre me gustó", dice Deborah. Nacida en Bolivia, esta joven dejó sus estudios de Medicina para adentrarse en el mundo de las Fuerzas Armadas. "Al principio mi familia no lo entendió. Me dijeron que eso era un mundo de hombres en el que yo no tenía cabida", explica. Pero esas palabras le hicieron que siguiera adelante para demostrarles que estaban equivocados. "Y aquí estoy", indica sonriendo.

A Carolina sus padres le aconsejaron que estudiara una licenciatura pero su vocación era clara: quería entrar en el Ejército. Por ello dejó sus estudios de Administración. Ahora es teniente y se encarga de la logística del cuerpo. Todas ellas tienen algo en común: las ganas y la pasión por su trabajo.

¿Por qué militar? "Porque es un estilo de vida que me encanta" contesta apresuradamente González. Las mujeres coinciden en que esta profesión pone en valor la disciplina, el compañerismo, la lealtad, la integridad... "Te enseña a valorar las pequeñas cosas", señala Suárez. "Un ciudadano común no valora una cama, nosotros sí", destaca Redondo, quien explica que en las misiones a veces viven situaciones extremas. "Aprendes a estar sin agua casi dos semanas, a vivir entre la suciedad... por ello cuando llegas a casa lo valoras todo mucho más".

Compañerismo es otra de las palabras que más repiten y es que, según indican, "al final se convierten en una pequeña familia". "Cuando estás en una misión, lejos de tus familiares, a los únicos que tienes son a tus compañeros, por ello se convierten en tu gran apoyo", comenta Redondo.

Tres décadas de historia donde la figura de la mujer ha evolucionado. A la pregunta de si se han sentido discriminadas por sus compañeros por ser mujeres, las cuatro militares contestan tajantemente: "Nunca". "Nunca me he sentido discriminada por ser mujer. Siempre me han tratado como uno más del equipo", comenta Redondo. "No he notado ninguna diferencia", responde Suárez. Mientras las chicas contestan, algunos de sus compañeros que están en la sala las observan con atención.

Ellas lo niegan y dicen que "es como otro trabajo cualquiera". Simplemente se trata de un estereotipo que, a su parecer, es erróneo a causa del desconocimiento que tiene la sociedad sobre la labor que llevan a cabo. "Hace falta que la gente sea más receptiva y se interese por nuestro trabajo", afirma González, quien describe su profesión como "un servicio social. La defensa de España".

Conciliación familiar

En cuanto a la conciliación familiar, las cuatro mujeres aseguran que no tienen ningún problema. Irene es la única que tiene un hijo y señala que no tiene inconvenientes para compaginar su vida personal con la laboral. "Siempre nos ayudamos entre compañeros, de modo que si tengo que salir antes para llevar al niño al médico no tengo problema", comenta. Eso sí, cuando tiene alguna misión debe venir algún familiar de la península para ayudarle con su hijo. "Pero son gajes del oficio".

Orgullosas de poder celebrar el 30 aniversario de la incorporación de la mujer en las Fuerzas Armadas, Redondo bromea y apunta que "debería haber sido más".

Tres décadas en las que la presencia de la mujer ha aumentado paulatinamente. Actualmente en la comandancia general de Balears hay 58 mujeres (6 de ellas ocupan cuadro de mando) frente a 400 hombres aproximadamente. Según el Observatorio Militar para la Igualdad, a nivel nacional, la presencia de la mujer en el Ejército representa el 12,7 por ciento frente al 6,6 por ciento en el año 2000. Es decir, en casi 20 años el número de mujeres se ha duplicado. "Y esperamos que siga creciendo", destacan las chicas. Para ello, lo único que hace falta "son ganas y sentir la bandera". En palabras de las militares, es un estilo de vida, una profesión vocacional. "Las barreras se las pone uno mismo", concluyen.

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