Con 263 euros por metro cuadrado, el suelo urbano de Balears ya es el segundo más caro del Estado, por detrás de Madrid (con 296 euros el metro cuadrado), según los datos del ministerio de Fomento correspondientes al primer trimestre de 2018. Las cifras retratan a la perfección como la escasez de territorio y una demanda en auge han provocado que el valor del territorio en las islas se acerque cada vez más al estratosférico nivel de justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria.

Por entonces, en Balears el precio del suelo urbano estaba en torno a los 320 euros el metro cuadrado, teniendo en cuenta que la media se realiza a partir del total de transacciones realizadas, siempre sobre suelos de naturaleza no rústica. Fue en el año 2010 cuando el valor comenzó a bajar, para caer en picado a partir de 2012. Aún con un descenso de entre el 20 y el 30% de su precio, el metro cuadrado urbano de Balears se ha mantenido entre los más caros del estado español, pero ha sido a partir del 2015 y sobre todo el 2016 cuando se ha notado un nuevo incremento.

Si se toma como referencia el valor de las transacciones realizadas en todo tipo de suelo se concluye que en 2017, con unos 50 millones de euros declarados cada tres meses, Balears se situó a la cabeza del importe medio de las operaciones por número de habitantes. En los primeros tres meses del 2018, se declararon transacciones en suelo urbano por 36.100.000 euros, lo que sitúa Balears a la cabeza del ratio de precio de operaciones por habitante, por encima de comunidades como Madrid. El volumen total del trimestre está aun lejos de las cifras de los primeros años de la década del 2000, entonces, en un solo trimestre se declaraban hasta 230 millones de euros en las islas.

8.000 viviendas

Más transacciones de suelo urbano, las más caras del Estado, y cifras de compraventa de viviendas que se acercan ya a las de antes de la crisis. Entre enero y junio se produjeron cerca de 8.000 compraventas de viviendas (7.972), una cifra que, con la excepción de 2017, cuando ya se registraron muchas operaciones, no se había visto desde los años previos a la crisis.

En el primer semestre de 2008, se llegó solo a las 7.030, a pesar de ser aún un año con altos índices de ocupación y de actividad económica, si bien ya habían saltado algunas alarmas. En 2011, por ejemplo, se compraron sólo la mitad, algo más de 4.000 viviendas, mientras que en el 2009, un año aciago para el sector, únicamente se vendieron 3.700 en los seis primeros meses del año.

Aunque quedan lejos las 12.029 compras de viviendas del primer semestre de aquel desaforado 2007, los datos del ministerio de Fomento se acercan más a aquellos años que no a los de la profunda crisis del ladrillo.