"Soy 'kelly' desde que tenía 14 años, una época en la que ni te aseguraban. Ahora tengo 48 y he tenido que luchar mucho sola con tres niños pequeños. Pero lo que nunca he hecho es permitir que me pisen", manifestó ayer micrófono en mano una de las 'kellys' -camareras de piso- que se concentró en la Plaza de España para reclamar condiciones de trabajo dignas.

La protesta, que tuvo eco en diferentes ciudades del Estado, reunió en Palma a medio millar de personas, la mayoría mujeres de mediana edad, vestidas de blanco y con muchas ganas de seguir luchando por sus derechos. Su hoja de ruta incluye la reivindicación del reconocimiento de las enfermedades profesionales, una regulación de la carga de trabajo, la jubilación anticipada y la no externalización de sus servicios.

"Las camareras de piso somos personas, tenemos nuestros derechos y luchamos sobre todo para que se reconozcan las enfermedades que sufrimos por nuestro trabajo. Si se regulariza la carga de trabajo ya no tendremos que seguir trabajando a contrarreloj como ahora", asumió Antonina Ricaurte, secretaria de la nueva junta directiva que representará al colectivo y que presidirá Sara del Mar.

"Tenemos un contrato de ocho horas, pero en la mayoría de los hoteles ha desaparecido el departamento de limpieza. Eso significa que las camareras de piso tienen que limpiar las zonas nobles del hotel y después las habitaciones, lo que nos obliga a ir a toda velocidad", criticó.

Las 'kellys' llevan tiempo en pie de guerra, pero volvieron a salir a la calle porque no quieren que sus reivindicaciones caigan en el olvido. Hubo batucada, cánticos y la presencia de representantes políticos como Iago Negueruela, conseller de Trabajo del Govern; Isabel Castro, directora general de Trabajo; y Rosario Sánchez, delegada del Gobierno. También apoyó a las camareras de piso Sonia Vivas, responsable de la Unidad de Delitos de Odio de la Policía Local de Palma.

"Apoyamos las reclamaciones que están haciendo y esperamos que con el nuevo Gobierno se reconozcan avances significativos y que cuando se abra el periodo parlamentario se pueda poner freno a la externalización de servicios . Las expectativas son altas, esperemos que el Gobierno tome medidas de manera inmediata", reclamó Negueruela.

"¡Somos 'kellys' y estamos orgullosas!", exclamó una de las integrantes de la nueva junta directiva desde lo alto de un escenario habilitado en la Plaza España.

Hubo llamadas a la unidad de un colectivo que, según el testimonio de algunas de las 'kellys' que cogieron el micrófono, presenta grietas por los enfrentamientos entre las propias trabajadoras. "¿Sabéis quién me ha puteado más que mi gobernanta? Mis compañeras", subrayó una de las camareras de piso que subió al escenario a explicar su caso.

"Externalizar es esclavizar", se escuchó a otra. El colectivo sigue alzando la voz y espera que más pronto que tarde sus reivindicaciones sean asumidas por los políticos.