Diario de Mallorca

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Análisis

Alquilando (mucho)

Alquilando (mucho)

Si Airbnb es la referencia para el turismo que se nos viene encima, que lo es, entonces sus cifras suponen el mejor diagnóstico que existe para calibrar el alcance de esa enfermedad mortal, la densidad turística, que padece Mallorca. Dejando aparte los hoteles, en los antes que creíamos ver el síntoma peor, el alquiler particular y en no pocas ocasiones irregular, por no decir ilegal, de pisos y apartamentos por parte de Airbnb sitúa la isla en el primer lugar del mundo; muy por encima, en términos relativos, de la oferta en lugares legendarios como puedan ser Nueva York o Roma.

Pero como en esta vida siempre se puede encontrar a alguien que se encuentre peor -igual que el sabio del cuento que pobre y mísero estaba-, la lupa puesta en los alquileres de Airbnb pone de manifiesto que son los vecinos de Búger, Pollença y PollençaEscorca los que se llevan la palma del agobio mayor. En el primer caso, se ofrecen más plazas turísticas particulares en alquiler que habitantes tiene el pueblo. Algo que debe hacerles maldecir hasta que se toma en cuenta que, si no toda, buena parte de la oferta procederá, digo yo, de los propios vecinos. De ahí que los enfados cundan, las quejas se multipliquen y las denuncias proliferen. La ley de Turismo les da alas. Pero sería necesaria una ley diferente, una capaz de evitar que pongamos en alquiler hasta nuestros hijos. Que todo llegará.

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