Cumplir con la responsabilidad tributaria es una muestra de civismo, el reflejo de una sociedad estable, madura y democrática. Aplicar los impuestos de forma justa y equitativa, también. Es muy probable, sin embargo, que ahora tengamos los dos aspectos desequilibrados y, a la vista de los hechos y las cifras, habrá que reconocer que la actitud del fisco no ayuda a poner el fiel de la balanza sobre el punto intermedio del equilibrio justo. A Hacienda le gusta jugar con ventaja y escaso reglamento. Es el puro reflejo de unos tics que le inclinan al abuso y la transforman en pésima perdedora. Por eso mismo también actúa de forma preferente sobre nóminas, catastros y escrituras de propiedad. A tiro fijo y seguro.
El Tribunal Económico-Administrativo determina que la Agencia Tributaria de Balears peca en exceso de valoraciones mecánicas y precocinadas tasando tanto los solares de las edificaciones como el continente de las construcciones. Llevamos quince años así sin posibilidad de retroceso y habiendo ingresado por imposición cifras millonarias a la caja de todos. El fisco, en vez de pararse en la reflexión y la revisión, escapa hacia adelante. Dice que recurrirá. No admite haber aplicado una fórmula de cálculo indiscriminado.
Lo cierto es que mucha gente ha sido llamada para saldar deudas abultadas con una simple y cómoda multiplicación. El resultado es unas valoraciones y unos cobros sin tener en cuenta zona, espacio y precio pagado por el comprador. Pero Hacienda ya ha cobrado. Y quiere seguir haciéndolo.
Habrá que ir adquiriendo el hábito de instalarse en una doble dirección, la que permita afrontar las inspecciones de Hacienda pero también el deber cívico de inspeccionar a Hacienda de forma continua.
