Coincidiendo con la campaña para conseguir financiación privada, a través de la venta de pagarés avalados por las principales empresas de Nueva Rumasa, el empresario también entró en el mercado turístico en Mallorca. Compró varios hoteles. Nunca pagaba en metálico. Siempre acordaba con los vendedores un pago aplazado. Pagaba las primeras letras, pero después dejaba de abonar los pagos. Mientras tanto, el empresario solicitaba créditos hipotecarios sobre estos hoteles, que no tenían carga, pero el dinero que les entregaba el banco, en vez de invertirlo al negocio hotelero, lo desviaban a otras empresas del grupo. Por estas maniobras, los hijos están ahora en prisión por estafa.