Esta especialista no solo sabe tratar las afecciones cutáneas sino que también sabe cómo divulgar sus puntos más problemáticos y desconocidos a través de las redes sociales. Un blog que creó en el año 2011 alcanzará este mes los quince millones de visitas y en Twitter le siguen casi diez mil personas.

-¿Es ahora, con el cambio climático, más peligroso tomar el sol que hace treinta años?

-No sé responderte a esta pregunta, empezamos bien (risas). Pero creo que la capa de ozono se está recuperando y pienso que ahora es menos perjudicial tomar el sol que hace quince años. Más que el cambio climático es el hecho de que el bronceado siga siendo un sinónimo de belleza en nuestra sociedad lo que hace que los dermatólogos tengamos la lucha perdida de antemano a la hora de intentar erradicar los malos hábitos cuando se toma el sol.

-¿Es un hábito no saludable tomar el sol?

- Depende lo que definas por tomar el sol. Tomar el sol es vivir y es salud mental también. Siempre habrá quién te diga que el sol le da vida y le produce confort tanto físico como psicológico. Pero lo que es cierto es que todo lo que se hace con exceso no es bueno. Y esto es aplicable al sol. Pero, ¿cómo definimos el exceso? Pues exceso a la hora de tomar el sol es ese puntito en el que tú ya quieres estar moreno. El bronceado no es más que un mecanismo de defensa que tiene la piel ante una agresión de los rayos ultravioletas. Si nos ponemos morenos, es que ya se ha producido esta agresión. Esta agresión ya puede haber provocado mutaciones en nuestro adn que tengan consecuencias en el futuro.

- ¿Tiene la piel memoria?

R La verdad es que sí. La piel se acuerda de esas agresiones y nos puede pasar factura de dos maneras. La primera, que es segura, con el fotoenvejecimiento, que es el envejecimiento prematuro de la piel por prolongadas exposiciones al sol que se van a manifestar con una pérdida de elasticidad de la piel, con la aparición de arrugas profundas o de indeseables manchas en la piel.

- ¿Y la otra?

-El otro problema, más complejo, es el cáncer de piel. No todo el mundo que abusa del sol va a tener un cáncer de piel como no todo el mundo que fuma desarrollará un cáncer de pulmón, pero estamos comprando boletos de lotería para que nos toque. En función también de nuestra genética, de nuestros antecedentes familiares y de nuestro fototipo, claro está.

- ¿Cuáles son las horas más adecuadas para tomar el sol?

- Si lo que queremos es ponernos morenos, todas las horas son malas. Lo que es cierto es que en las horas centrales del día, entre las once de la mañana y las cuatro de la tarde, es más perjudicial. Nosotros usamos el truco de medir la sombra: cuando nuestra sombra es más corta que nuestra altura, significa que el sol está más arriba y que la incidencia de la radiación ultravioleta de tipo B, la responsable de las quemaduras solares, es máxima en esa franja horaria.

- ¿Tenemos entonces que demonizar al sol?

- No porque el sol también es necesario para la vida. Es la principal fuente de síntesis de vitamina D y esta vitamina es necesaria. Se produce un cierto contrasentido porque en esas horas centrales del día, cuando pega la radiación más peligrosa de la que hemos hablado, es cuando se produce más vitamina D. Lo que la gente no sabe es que tan solo se necesita una mínima exposición al sol para sintetizar la cantidad diaria de vitamina D que necesita el organismo humano. También es cierto que para algunas enfermedades cutáneas como la psoriasis o el vitiligo (manchas blancas en la piel) el efecto del sol es beneficioso,

- ¿Tiene mucha presión asistencial en su consulta?

- La piel es el órgano más extenso del cuerpo y, además, lo tenemos a la vista. Si nos viéramos el hígado, estaríamos todo el día en la consulta del digestivo (risas). Y a veces interpretar todos los signos que da la piel no es fácil ni para un especialista.

- Déme varios motivos claros para acudir a un dermatólogo por sospecha de un cáncer.

- Ser una persona con una tez muy clara que haya tenido antecedentes familiares de primer grado, padre, madre, hermano, de melanoma maligno. Y que tenga más de 50 lunares o un nevus (lunar) displásico, un lunar que parece malo pero que no lo es.