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Análisis

Descatalogar la prostitución

Según datos de Naciones Unidas, cada año unos tres millones de niñas de entre 5 y 14 años son incorporadas al mercado del sexo. Tres veces la población balear. Son datos de hace algún tiempo y lamentablemente, la cifra no deja de crecer. Las entidades que trabajan con estos colectivos en Mallorca advierten no solo del aumento de la prostitución en la isla por efecto de la recuperación económica -que no de la dignidad humana- y del incremento del flujo turístico más canalla, sino también del agigantamiento del malvivir de quienes viven de esto. Sube el alquiler y hay que hacer más ´servicios´ para pagarlo.

Mujeres que elijan libremente la prostitución las hay y las habrá, pero la realidad demuestra que casos de orgullosas damas de la calle como Irma la Dulce son contados. La inmensa mayoría procede de entornos empobrecidos, donde abunda el engaño, la violencia, el abuso, donde clanes mafiosos las raptan o sus propias familias las venden para tener algo que llevarse a la boca. Amenazas, palizas y violaciones acaban doblegando los espíritus más resistentes. Pocas, y no sin muchas dificultades, acaban saliendo de ese infierno en el que quedan atrapadas.

Sin clientes, o prostituidores como acertadamente denomina Inmaculada Mas a los compradores de sexo, todo este horror se desvanecería. Sin duda, en la educación, en la toma de conciencia individual y colectiva está el camino hacia la erradicación de esta esclavitud feminizada, que también alcanza a transexuales y hombres, con otros matices. Sin demanda, desde luego, no habrá oferta.

No obstante, entre las nuevas generaciones, parece que no se ha descatalogado el uso de la prostitución. Si no queremos más niñas raptadas para ser esclavas sexuales, habrá que trabajar a fondo en los colegios.

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