La noticia de la imputación formal del excomisario Cerdà y del inspector jefe Suárez, adelantada ayer por este periódico, causó ayer una profunda sorpresa entre jueces y fiscales. Fueron muy pocos los que no se sintieron impactados por el resultado de esta investigación, puesto que ambos policías han estado trabajando durante años, y de una forma muy estrecha, con la mayoría de jueces y fiscales de Mallorca. De hecho, han sido los responsables de las grandes operaciones, tanto en casos de corrupción política, como en investigaciones de traficantes de droga, incluidos los clanes del poblado de Son Banya.

Aunque causó sorpresa la implicación de estos dos reputados policías en una investigación tan grave como la que se sigue en el juzgado de instrucción número 1 de Palma, fuentes jurídicas recordaron que un juez no llama a declarar como investigados a dos mandos policiales si no tiene sólidas sospechas de que podrían haber cometido graves delitos. Aunque la decisión de imputar tanto a Suárez, como a Cerdà, la tomó el juez, había sido el fiscal encargado de la investigación el que había solicitado que ambos policías fueran citados como investigados, al entender que las pruebas que les implicarían, basadas en declaraciones, serían sólidas.