Tres de los 11 inmigrantes, todos de nacionalidad argelina, interceptados en una patera La brigada de Extranjería los trasladó ayer a un centro de menores a la espera de reclamaciones de familiares o un tutor. Si no se presenta ninguna persona vinculada con ellos se quedarán tutelados por la Administración.

Por su parte, los ocho argelinos adultos prestaron declaración ayer por la tarde ante el juez, que los ha enviado al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barcelona a la espera de la tramitación de los respectivos expedientes de devolución, que permiten enviar a los inmigrantes a su país de origen. En estos casos, los documentos necesarios para el retorno de las once personas tardan unos días en aprobarse.

Los migrantes no fueron detectados a través del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), sino que fue un testigo que los avistó ayer en aguas mallorquinas a diez millas de Cala Figuera, entre Portocolom y Cala d'Or. La Guardia Civil fue la encargada de llevar a los once inmigrantes hasta la costa, donde la brigada de Extranjería los trasladó a comisaría. La patera era de madera y los policías se encontraron a los migrantes remando, ya que se cree que perdieron el motor por el camino.

Desde Argelia

Al parecer, las 11 personas salieron desde el puerto de Dellys, en Argelia, que es el punto más cercano del país africano a Mallorca y desde donde suelen salir la mayoría de pateras.

La llegada de estos argelinos se produce en un momento polémico con los inmigrantes, ya que el pasado miércoles vinieron a Mallorca los primeros 16 refugiados, con estatus de protección internacional, procedentes del buque de salvamento Aquarius, que desembarcó en Valencia con 629 personas a bordo. Aun así, se tiene prevista la llegada de nueve inmigrantes más al antiguo convento de Son Rapinya.

Además, la llegada de la patera a Mallorca coincide con el salto de la valla de Ceuta el pasado jueves deb. Los subsaharianos sobrepasaron la valla por la mañana y rociaron a los policías con excrementos, cal viva y lanzallamas caseros mediante esprays. Los Guardias Civiles ya avisaron que la retirada de los alambres de púas de las vallas iban a "traer problemas de seguridad".