Vuelos cancelados, ninguna conexión de la aerolínea con la península, decenas de turistas que quedaron en tierra en su camino de vuelta a casa, largas colas durante todo el día en el mostrador de información de la compañía y los trabajadores protestando con el rostro cubierto por miedo a represalias de la empresa. Así transcurrió el primer día de huelga de los trabajadores de tripulación de Ryanair ayer en el aeropuerto de Palma. Hoy continúa el paro con catorce cancelaciones de vuelos con Alemania, Reino Unido o Italia. Con la península solo se mantienen dos conexiones ida y vuelta con Madrid y otra con Valladolid. En total, casi 40 cancelaciones.

Si bien la jornada en Son Sant Joan empezó con una notable normalidad, a medida que fue avanzando el día se hizo más visible la incidencia de la huelga. Especialmente en el mostrador de información de Ryanair, donde las trabajadoras de atención se vieron desbordadas con largas colas, pero consiguieron mantener la calma de los pasajeros afectados. La mayoría de los perjudicados eran turistas que pasaban sus vacaciones en la isla y que debían volver a casa. Muchos fueron los afectados por la cancelación de las conexiones con Barcelona, que en principio no debían verse afectados por los servicios mínimos establecidos por el Gobierno. Además de las cancelaciones previstas y de las que los pasajeros fueron informados en los últimos días, a media tarde la aerolínea canceló una salida de Palma a Bruselas, que pilló a sus pasajeros ya en el aeropuerto y sin alternativa. El siguiente vuelo de la compañía a la capital europea está previsto para el próximo lunes.

Entre los afectados por la cancelación de los vuelos con Barcelona estaba Ángel Rodríguez, un turista catalán que pasaba en la isla sus vacaciones junto a su familia y que fue informado el martes de la cancelación, estando ya en la isla y a un día de volver a Barcelona. Al no darle Ryanair otra alternativa de vuelo hasta dentro de dos días tuvo que comprar billetes con otra compañía y acudió al mostrador para la compensación.

Similar era el caso de la canadiense Linda Mehenni y su familia. Debía viajar ayer a Barcelona donde hacía escala hacia Montreal. Sin embargo, la cancelación del vuelo hacia la capital condal la obligó a cambiar de aerolínea. También acudió a pedir que le abonaran el coste de los billetes. Con el mismo vuelo volaba Pradeep Warde, que llegó a Palma ayer mismo procedente de Dusseldorf. En la isla solo hacía escala para volver a Barcelona y fue informado de la cancelación al aterrizar ayer en Son Sant Joan.

"No volaré más con Ryanair"

Antonio Pardo y su mujer Gloria Niño también volvían a Barcelona. La aerolínea les dio vuelo para mañana y se comprometió a pagarles las noches de hotel y el taxi para ir y volver al aeropuerto.

"No volveré a volar con Ryanair", aseguró Inge Lehman, que vio cancelado su vuelo de vuelta a Hamburgo a pesar de que antes de viajar el sábado le informaron que la huelga no le afectaría.

Tampoco iba a afectar a Carl Demmiynk y a su marido, que volvían a Bruselas. A dos horas del embarque las pantallas de información anunciaron su cancelación.

A pesar de las colas, la aerolínea mantuvo la calma entre los pasajeros en tierra por el aviso anticipado de cancelación así como por su reubicación en vuelos alternativos o compensación económica. En las pantallas informativas ya no figuraban ayer los vuelos cancelados, a excepción de Bruselas, y solo figuraban las conexiones a destinos europeos como Manchester, Frankfurt, Edimburgo, Goteborg o Leeds, entre otros.

La mayoría del centenar de personas que ayer pasó por los mostradores fueron reubicados o se les prometió compensación económica. Muchos ya no acudieron porque se les informó que serían reubicados a vuelos alternativos.

Pese a que Fomento fijó unos servicios mínimos del cien por cien en los vuelos entre península y Mallorca, la aerolínea no operó ayer ni un solo vuelo entre ciudades españolas y las isla. Pese a esta realidad, que también quedó reflejada en la página web de información de AENA, desde el Govern.

En todo caso, a través de una nota, el director general de Puertos y Aeropuertos, Xavier Ramis, y el director general de Consumo, Xisco Dalmau, sí expresaron su malestar por las cancelaciones previas al decreto de servicios mínimos, lo que Dalmau tildó de "picaresca de la compañía". Con todo, aseguraron que se actuará con "contundencia" en cuanto confirmen el incumpliendo de los servicios mínimos fijados con la isla. Ramis avanzó que si no se han cumplido exigirá a Fomento "que se tomen medidas sancionadoras" contra la compañía aérea.

'Flyers' a los turistas

La jornada de ayer en el aeropuerto también estuvo marcada por las protestas de los trabajadores que se manifestaron con los rostros tapados por miedo a represalias por parte de la dirección de Ryanair. Los trabajadores de cabina en huelga protestaron con carteles amarillos, el color corporativo de la aerolínea, y repartieron flyers informativos a los turistas sobre sus reclamaciones en el aeropuerto de Son Sant Joan.

En declaraciones a los medios recordaron que solo piden ser contratados con la legislación laboral española y no con la irlandesa, mucho más laxa en derechos. En este sentido, explicaron no tienen mutua laboral, si no trabajan no cobran, si no "avasallan" a los pasajeros con ventas son expedientados y que están obligados a cobrar sus nóminas en cuentas bancarias de bancos irlandeses, lo que les impide poder pedir una hipoteca en España.

El consejero delegado de la compañía, Michael O'Leary, recientemente propietario de un palacete de 10 millones en el centro de Palmapropietario de un palacete de 10 millones en el centro de Palma, amenazó esta semana con reducir conexiones si se le obliga a cumplir la legislación laboral española por poner en riesgo su "modelo de precios bajos".