Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Por qué Santa Margalida

Por lo que he podido saber de Juan March, hizo matar a un competidor muy bien visto en Santa Margalida. Con Feliciano hay división de opiniones. Sus detractores insisten en que "no hizo nada por el pueblo", lo cual significa que no les colocó a un hijo. Conozco a personas a quienes dio trabajo en Gesa, porque valían.

Guiarse por la eficacia es un crimen en la Mallorca de Sa Nostra

Esto lo tenía claro Feliciano, que incluso mantuvo malas relaciones con familiares suyos porque se negó a colocar a una prima en Gesa. Me decía que se había alejado de Santa Margalida porque tenía la impresión de que la gente solo hablaba con él para pedirle favores. El pueblo no supo pedirle lo que podría haber obtenido de él.

Fuster quería ser un hombre difícil.

Era peculiar. Muy indeciso, parece mentira. Meditaba mucho antes de pronunciarse, nunca lo hubiera dicho.

Y no quiso ser ministro.

Ni alcalde de Palma, fue a Madrid para evitar que le nombraran y el ministro Garicano Goñi le riñó porque "Palma pierde un gran alcalde". Destacaba en todo, tuvo una carrera meteórica.

Me sorprendió su pésima relación con Felipe González.

Feliciano era socialista, aunque nunca se afilió, pero no se llevaban bien con González desde que este criticó que cobrara por trabajar en un hermoso edificio junto al mar. Tenía mejores relaciones con Solchaga y con Fernández Ordóñez.

No hubiera llevado a Endesa a la cumbre si se hubiera callado.

Sí. Al principio, en Gesa, tuvo conflictos con un presidente más acomodaticio. Lo que Feliciano creía que había de hacer, lo llevaba adelante. Quienes estaban a su lado, me decían que "siempre nos sorprende. Cuando le presentan algo que desconoce, a los diez minutos lo domina mejor que su interlocutor".

Y sin embargo, ávido de reconocimientos minúsculos, como las placas en las iglesias queiluminaba.

Estaba orgulloso de la iluminación de la catedral y de la iglesia de Santa Margalida. En la Seo se puso la placa, el rector tuvo que adoptar una solución salomónica en nuestro pueblo.

Fuster estudia en un colegio mixto en los años treinta, y después avala los colegios separados del Opus.

Un día me dijo que todo el mundo tiene derecho a no ser consecuente. Se refería a los ecologistas con piscina en su casa, pero también se lo aplicaba a él.

¿Fuster era del Opus o solo masón?

No sabría decir si era del Opus pero, por la gente que yo he conocido de esta organización, no lo veo en algo tan estricto, sino más liberal. Sí era una persona religiosa.

¿Fuster no se casa por la fijación con su madre?

Tal vez lo marcó una novia joven catalana que ya estaba comprometida cuando volvió a buscarla, puede ser el tema del padre que prefiero no comentar, y también amaba con locura a su madre. Cuando estaba ingresada en Mare Nostrum, él dormía en otra habitación de la clínica. Se le pasó el tiempo, y perdió la ilusión por casarse.

Me llamó de buena mañana para abroncarme porque se casaba un amigo común, no podía aceptarlo.

Le gustaba ser soltero, y estaba absorbido por su trabajo aunque presumiera de que "me gustaría estar sin hacer nada". Su abuelo, de quien se sentía más cercano que de su padre, le decía que "si no te casas pronto serás como el médico Arrom, que confesaba que sus dos grandes equivocaciones fueron no casarse pronto y casarse tarde".

Personas así hicieron la transición, hoy irrecuperable.

Feliciano encarna la transición en el campo de la energía. El impulso al desarrollo turístico en Mallorca lo dio él, mediante la electricidad. Había una demanda de energía en toda la isla, y le dio respuesta.

Pero a raíz de la ecotasa, Fuster identifica a los hoteleros con "los caciques del siglo XX".

No les tenía demasiada consideración. A mí me llamaba "catalanista", porque Feliciano no estaba en contra del catalán, pero era más equilibrado.

Un hombre tan ordenado crea el caos de su testamento.

Ordenado, excepto en su vida personal. La fábrica de su familia en Santa Margalida se fue deteriorando, y Feliciano admitía que "es culpa mía". Pero en vez de arreglarlo, venía al pueblo y no pasaba por delante del edificio por no mirarlo.

"Por ser directo, no dejo demasiadas buenas relaciones por donde paso".

Feliciano tenía la impresión de que debió ser más diplomático, y desconfiaba de las personas que no dudan.