El obispo Sebastià Taltavull ha hecho hoy un llamamiento a la unidad y ha abogado por "caminar juntos" en el acto de constitución de la fundación que gestionará de forma "unificada" los once colegios diocesanos que dependen directamente del Obispado. Tanto él, como Pilar Fortuny (elegida por el Obispado como gerente de la fundación) como Miquel Gual (vicario episcopal de Educación), han hecho referencia en sus intervenciones de esta tarde a la unidad, la armonía, el esfuerzo conjunto y la sintonía, como claves para el futuro de los colegios diocesanos.

Esta insistencia en el mensaje de unidad y coordinación llega tras la cierta polémica y malestar que ha generado la creación de la fundación entre algunos de los directores generales, hasta el punto que uno solicitó un traslado y dejó el cargo y otro intentó renunciar, aunque finalmente continuará en el puesto. El conflicto no tiene su origen en la búsqueda de coordinación pedagógica. El obispo, que presidirá la fundación, ha señalado que en este sentido los directores ya hace tiempo que comenzaron este trabajo de armonización (desde junio de 2016 se rigen por un proyecto educativo único). La cuestión tras los recelos de algunos era una posible falta de transparencia y perder capacidad de gestión de los recursos propios del centro.

Según el Obispado, el objetivo de la Fundación Colegios Diocesanos de Mallorca es "reafirmar la identidad propia de cada centro, fomentando la diversidad en un ámbito de gestión unificada".

"Se encontrará el equilibrio entre el estilo y el carácter propio de cada centro, pero siempre en un trabajo de conjunto", ha indicado Taltavull, quien ha asegurado que "hace mucha falta" que haya unos "criterios comunes" .

Taltavull ha hablado de "decisión consensuada" y ha dicho no tener constancia de que la constitución de la fundación haya creado malestar: "He hablado con muchísimos directores y profesores y todos se han mostrado a favor de hacer esta fundación", ha indicado, "ahora está en manos de todos ayudar a que vaya bien".

Para formar parte del patronato el Obispado ha elegido a Miquel Gual; Joan Cañellas; María Dolores García-Carpintero; Carmen Luca de Tena; Jaume Munar; Miquel Noguera; Rosa Reynés; Eugeni Rodríguez y Raimundo Zaforteza Fortuny. "Muchos vienen de la docencia", ha apuntado Taltavull, que ha precisado que también hay especialistas de otros perfiles que aportarán su visión.

Todos, excepto Zaforteza, han estado esta tarde en el Palacio Episcopal para la firma del decreto de constitución de la fundación. También han estado presentes los directores generales de los colegios: Magdalena Gomila (responsable de los colegios Sant Antoni Abat y Bisbe Verger); Antoni Salvà (Sant Josep Obrer I y II; Escola de Música Sant Josep Obrer y Corpus Christi); Andreu Mir (Sant Pere; Santa Magdalena Sofia y Fra Joan Ballester) y Tomeu Martínez (Santa Maria; Immaculada; Monti-Sion de Pollença). No ha faltado Joan Moll, secretario del consejo de dirección.

Fortuny ha señalado que "el reto es armonizar un crecimiento integral" de los alumnos de los colegios diocesanos con "herramientas de innovación" y sin perder de vista "los valores cristianos". Entre otros objetivos, Gual también ha mencionado la intención de potenciar la pastoral "como un plus" y para "dar más fuerza" a la identidad de los centros.

Los colegios diocesanos escolarizan a más de 8.000 estudiantes y agrupan a alrededor de 500 docentes. La situación varía mucho de un centro a otro: desde el inmenso y muy demandado Sant Josep Obrer (ubicado en Palma y con más de 2.000 estudiantes) hasta otros más reducidos de la Part Forana, con un solo grupo por curso.

El Obispado ha creado esta fundación más de un año después de la destitución del antiguo responsable de los colegios diocesanos, cuya gestión económica fue cuestionada por algunos miembros de la curia mallorquina (siempre de forma discreta y tratando de evitar cualquier escándalo).