El todo incluido es una modalidad que tiene pocos amigos entre la oferta complementaria. "¿El todo incluido? Te lo digo así de claro: para nosotros, un desastre, una ruina".
Así de contundente se expresa Inma mientras rellena la nevera de refrescos en el supermercado M1 de la Playa de Palma. Lleva cinco años en este negocio y antes trabajó en otros. No duda en culpar a esta fórmula como uno de los principales problemas que tienen ahora mismo todas aquellos que viven de alimentar al turista. En su caso, en plena Playa de Palma. "Es que se pasan muchas horas en el hotel, salen ya bebidos y ni se paran. Y si lo hacen, gastan lo mínimo. Se llevan los vasos llenos del hotel y se van directos a la playa", lamenta.
Esta empleada considera que si almenos se excluyera el alcohol del paquete del todo incluido "sería una gran idea". De momento, ve con resignación que la mejora de calidad de los hoteles, muchos han pasado de tres estrellas a cuatro, no parece que haya conseguido atraer a un turista de mayor calidad, como se pretendía. "Son los mismos. Sin camiseta, chorreando de la playa te entran aquí y mientras el hijo les pide un helado le dicen que no, y se compran una cerveza y salen. Además, como ahora les cuesta más dinero venir al mismo hotel, pues menos que queda en el bolsillo para gastar en los comercios y supermercados".
También piensa que los turistas consumen poco fuera del hotel Joana Maria Morey, del Supermarket Morey. "Se llevan las bebidas del hotel a la playa y luego los ves que vuelven para rellenarlas". La familia de Joana Maria es de las veteranas en la Playa de Palma. Ella hace dieciocho años que trabaja en el supermercado pero unos treinta y cinco que tienen el local abierto. "La zona ha cambiado mucho, antes era un boom", lamenta. Se queja que ahora "también tenemos que competir con otros comercios que bajan mucho los precios", lo que también lleva a que los turistas "regateen" por un producto.
La idea de que los turistas que se alojan en régimen de todo incluido tengan que pagar las bebidas alcohólicas aparte le parece "muy bien" porque cree que sería "una manera de regular. Que lo regulen para que no vaya a más porque si no la oferta complementaria queda colgada detrás del todo incluido", asegura.
A Juan Antonio, del supermercado M2, le "duele" que los turistas entren y salgan de los hoteles con vasos. "Supuestamente está prohibido, pero el camarero no se peleará con ellos", advierte.
Turismo basura
Quien no está a favor de la medida que estudia el Govern es Lara, del Restaurante Mar Pizzeria. "Las prohibiciones que pongan serán peor para nosotros porque tenemos que asumir que en esta isla realmente sobrevivimos con el turismo basura", afirma. Esta empresaria lamenta también que esta temporada ha tenido un 30% menos de ventas.
