Ya no hay pisos en Airbnb ni en Homeaway, ahora se llaman apartamentos. Www.airbnb.com, enter. Al abrirse la página, previa búsqueda de 'Palma de Mallorca', en la primera de las opciones se nos ofrece un "apartamento con vistas al mar". Según la página web, el anuncio se ha actualizado "hoy mismo" y el último comentario es del pasado mes de mayo: "Nos encantó el apartamento, muy limpio y con todos los servicios". El precio, 45 euros por noche en una estancia mínima de dos noches.

Mismos pisos, con distintos collares. Parece que el cambio de denominación, de pisos a apartamentos, es lo máximo que ha conseguido la Ley de Turismo, que prohíbe expresamente la comercialización a través de plataformas de todos los plurifamiliares, pisos o apartamentos, que no tengan el correspondiente número de licencia. Y de momento ninguno puede tenerla porque antes no se daban y ahora hay que esperar a lo que diga la zonificación cuando se apruebe definitivamente.

Así pues, aunque Airbnb está lleno de pisos que se alquilan en Palma y otros puntos de Mallorca por días o semanas a turistas, no queda ni rastro de la palabra piso. Ha desaparecido. El absurdo llega hasta el punto de eliminar la palabra del anuncio, sin buscar sinónimo: "Precioso con terraza en el centro". Se deduce, claro, que lo que es precioso es el piso.

Más de trescientas propiedades en alquiler en Palma exhibe el portal, que ya fue multado por ofrecer plurifamiliares sin licencia. De estas 300 propiedades, más o menos un tercio corresponden a apartamentos, ergo plurifamiliares, y por tanto se trata de anuncios que incumplen la ley vigente.

Pero eso no es todo. La ingeniería y la creatividad con el lenguaje llegan a extremos aún más curiosos.

Lenguaje creativo

Como ya se sabe, hecha la ley, hecha la trampa. Y si la conselleria de Turismo se ha esforzado en aclarar que lo que persigue su exigua plantilla de inspectores turísticos son los anuncios, pues es la comercialización lo que expresamente prohíbe la ley, lo mejor es cambiar las palabras clave. O incluso la actividad que supuestamente se ofrece.

En Homeaway, uno de los propietarios busca otro amparo, el de no estar bajo la Ley turística. De nuevo, el lenguaje tiene más importancia que lo que ocurra realmente. El anuncio en cuestión dice que "el alquiler de esta propiedad se basa en la Ley española de Arrendamientos Urbanos" y aunque parece que el piso está claramente dedicado al uso turístico e incluso indica las horas de entrada y salida, especifica: "el contrato no ofrece ningún servicio turístico".