La compraventa de viviendas está registrando en Balears un descenso tras cinco años de notables incrementos, debido al frenazo que se ha dado en la demanda de los inmuebles de segunda mano, según se desprende de los datos facilitados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Durante los primeros cinco meses de este año se han adquirido en las islas 6.736 inmuebles, por debajo de los 6.817 contabilizados durante el mismo periodo de 2017. En 2016 la cifra había sido de 5.672 y en 2015 de 4.093, lo que muestra la velocidad con que estaba aumentando la demanda en el mercado inmobiliario del archipiélago y la contundencia del frenazo que se está dando durante el presente ejercicio. De las 6.736 viviendas adquiridas en las islas durante los primeros cinco meses de 2018, 1.211 son de nueva construcción y 5.525 de segunda mano. Y es en estas últimas donde se ha registrado la caída, al quedar por debajo de las 5.661 de ese mismo periodo de 2016. Las nuevas siguen al alza, ya que durante el pasado ejercicio se comercializaron 1.151.

La bajada en la compraventa ha sido especialmente intensa durante el mes de mayo, ya que las 1.449 residencias vendidas en el archipiélago suponen un descenso del 26,4% respecto al mismo mes de 2017, y muestran recortes tanto en las residencias de nueva construcción como en las usadas, aunque más intensa en las segundas. Este descenso es el más acentuado de todo el país, donde en conjunto se cerró mayo con un crecimiento del 4,7%.

El presidente de la asociación balear de agentes de la propiedad inmobiliaria, José María Mir, reconoce que no hay una explicación clara para este retroceso, y señala la posibilidad de que venga provocado por la conjunción de diversos factores. Entre ellos, el precio.

José María Mir no oculta que el encarecimiento de las viviendas de segunda mano, al igual que el de los alquileres, ha sido excepcional en el archipiélago, y plantea la posibilidad de que el mercado haya dicho "basta" y haya frenado la demanda al no poder asumir los costes de adquisición la mayoría de las familias. Porque lo que no hay es un problema de liquidez, destaca, dada la facilidad con la que los bancos vuelven a conceder hipotecas. Eso conllevaría que los dueños de los inmuebles se podrían ver obligados a moderar sus deseos de revalorizar su propiedad, para ajustarse más a la evolución de la inflación. En este aspecto, hay que recordar que la edificación de vivienda nueva se caracteriza todavía por ser escasa y cara, desviando la demanda residencial hacia las opciones antes mencionadas.

Otros destinos

Otro elemento señalado por el presidente de los API es que la recuperación de otros destinos turísticos del Mediterráneo puede estar absorbiendo una parte de la demanda de viviendas de segunda mano que hasta ahora protagonizaban ciudadanos extranjeros (este colectivo llegó a concentrar el 40% de las compraventas registradas en las islas). En cualquier caso, Mir no descarta que esta parada sea solo una muestra de que "el mercado está tomando aire para volver a reactivarse durante los próximos meses", dada la fortaleza que la demanda ha mantenido durante los últimos años.

En relación a este tema, ayer se aportaron valoraciones procedentes de otros ámbitos. En primer lugar, la inmobiliaria Solvia ha pronosticado que el precio de la vivienda balear subirá este año un 8,9%, agravando el factor precio. Y desde la tasadora Tinsa se ha advertido del "caldo de cultivo peligroso" que supone la escasez de suelo residencial que se está dando en el archipiélago.