El decreto para proteger los 46.000 kilómetros cuadrados del corredor de cetáceos del Mediterráneo aprobado el pasado viernes por el Gobierno no vacuna contra las prospecciones sísmicas, pero "es una gran noticia" para la conservación del medio marino. Así lo creen Txema Brotons y Margalida Cerdà, dedicados a la protección de los cetáceos que habitan -o están de paso- en el mar balear horas antes de iniciar una nueva campaña para identificar cachalotes y observar posibles amenazas.

"La aprobación del corredor es el inicio de la lucha contra las prospecciones, pero no nos libra de ellas", valora Brotons, biólogo y fundador de la asociación proteccionista Tursiops.

Alude a la amenaza que supone el Medsalt-2, proyecto que, según denuncian Alianza Mar Blava y ecologistas, persigue localizar reservas de hidrocarburos por encargo de varias compañías petroleras.

Brotons advierte de que las prospecciones que pretenden llevar a cabo pueden "influir en el comportamiento de los cachalotes a 285 kilómetros" de la zona en la que se actúe. "Sería un impacto brutal porque podría provocar que todos los cachalotes del Mediterráneo Occidental, unos 400, se fueran de un punto a otro. Estamos hablando de un depredador por excelencia, por lo que no somos capaces de predecir las consecuencias de algo así", lamenta este biólogo.

Financiación privada

Brotons y Cerdà volverán a echarse a la mar para afrontar otro verano estudiando cachalotes dentro del proyecto Balearic Sperm Whale, una serie de campañas de una semana de duración que se llevan a cabo con voluntarios. "Realizamos una búsqueda acústica del cachalote. Pasan mucho tiempo bajo el agua, un 70% de su vida, pero tenemos la ventaja de que son muy ruidosos. Y tienen que subir sí o sí para respirar. Cuando sale a la superficie ahí estamos nosotros para identificarlo, hacerle fotos, ver si defeca o no, muestras de heces, de piel...", explica Cerdà.

La campaña recibe financiación privada de la Mallorca Preservation Fund o la Fundación Marilles, que contribuye con diez mil euros. "Creemos en esta asociación porque tiene una sólida base científica. Esperamos que se consoliden aún más, aunque para eso hacen falta más actores financiando la conservación del Mar balear", apunta Josep Aniol, director de Marilles.

Antes de iniciar la campaña, Tursiops parará unos días en Ibiza, donde tienen en marcha un proyecto científico para evaluar el impacto del ruido que provocan los barcos en los delfines utilizando tres hidrófonos ubicados en diferentes puntos de la isla.