La burbuja del alquiler sigue inflándose, empujando a miles de residentes y trabajadores temporales a una angustiosa búsqueda de piso en un mercado que sigue disparando sus precios condicionado por la escasa oferta y una altísima demanda.

El precio medio del alquiler en Balears alcanza ya los 10,6 euros el metro cuadrado, superando así el máximo histórico registrado en el apogeo del 'boom' inmobiliario de 2007, según un informe del portal inmobiliario Fotocasa. Alquilar en las islas es ya un 7,8% más caro que en los años del ladrillo, y todo apunta a que los precios seguirán con su escalada.

"Por supuesto que hay una burbuja", admite José María Mir, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Balears. "A finales del año pasado ya hubo un primer punto de inflexión cuando el metro cuadrado se situó en 9,7 euros el metro cuadrado, igualando el récord del 'boom'. Pensábamos que con la prohibición de alquilar pisos a turistas en Palma saldrían más viviendas para alquiler residencial y los precios se estabilizarían, pero no ha sido así", valora Mir.

"Hace falta más tiempo", indica José Hila, regidor de Urbanismo del José HilaAyuntamiento de Palma. "Para detener una dinámica como esta hacen falta muchas medidas que implican a muchas administraciones. El Ayuntamiento es solo una de ellas. A la hora de regular el alquiler vacacional priorizamos los intereses de los residentes. La zonificación todavía no está aprobada, pero los propietarios ya saben que no podrán alquilar sus pisos a turistas y muchos los van a arrendar en el mercado residencial. Pero eso no pasará en dos días", subraya Hila.

A la espera de que se apruebe definitivamente la zonificación de Palma, previsiblemente este mismo mes de julio, el responsable de Urbanismo de Cort no atisba un descenso de precios, y se plantea un objetivo realista. "No van a bajar por ahora, a medio plazo el objetivo es detener esta subida", afirma.

Hila no habla de burbuja

Pese a todo, Hila se resiste a hablar de burbuja. "Los expertos dicen que no se dan las circunstancias para hablar de burbuja. Da igual qué palabra usemos, reconozco que tenemos un problema porque los alquileres no son asequibles para una parte de la población. Hemos diseñado una zonificación muy valiente prohibiendo los pisos turísticos, pero no será suficiente. No solo el turismo ha subido los precios, hay otros factores", asume.

Mir considera que la burbuja "es consecuencia del récord de turistas de los últimos tres años", atrayendo más trabajadores de temporada a las islas y por tanto incrementando la demanda sobre unos alquileres que no dan respiro. De hecho, durante este último trienio de récord de visitantes el incremento de las rentas se ha situado en un 30%, según cálculos de los propios agentes de la propiedad de Balears.

"A un propietario le cuesta firmar un alquiler de tres años. Se lo piensa mucho y a veces prefiere vender porque ahora el mercado está en un momento álgido. Hay que pensar que muchos de esos pisos fueron rehabilitados pensando en el alto rendimiento que ofrecía el alquiler turístico. Los propietarios hicieron una inversión grande y si no pueden alquilarlos a turistas prefieren venderlos para rentabilizarla", valora el presidente de los agentes de la propiedad inmobiliaria.

Los alquileres ahogan a miles de residentes, obligados a destinar el 43 % de su salario mensual bruto al pago del arrendamiento. Es un tercio más que la media nacional, que se sitúa en un 33 %, según un estudio conjunto de Fotocasa e Infojobs. En Extremadura, la Comunidad con los alquileres más bajos del Estado, los ciudadanos solo destinan a la renta el 20% de su salario.

Los precios en Mallorca también atrapan a centenares de trabajadores de temporada, que tienen que dedicar una cuantiosa parte de su salario a pagar la renta o bien alquilar una habitación, tasadas también a precios desorbitados.

Víctor Cornell, abogado de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), sabe que ahora el mercado inmobiliario castiga con más virulencia a los inquilinos que a los propietarios, pero confía en que la ley de vivienda de Balears que entró en vigor hace diez días contribuya a solucionar el problema.

"La ley incluye cuatro o cinco puntos por iniciativa de la PAH que pueden dar una salida a esta situación. Como la oficina de acompañamiento para que cualquier ciudadano pueda recibir asesoramiento gratuito. O el registro de pisos vacíos de bancos y fondos buitre. La inmensa cantidad de viviendas vacías que hay en Mallorca son el problema angular de la vivienda", dice Cornell.

"Les ofrecemos la posibilidad de que firmen convenios de cesión a través del IBAVI para ofertarlos en alquiler social. En caso de que los bancos se negaran, hay establecida una cesión forzosa al Govern", explica el abogado.

"Hay que esperar"

Las ayudas públicas a la rehabilitación de inmuebles que después nutran el parque de alquiler y la obligación de construir vivienda pública para arrendar forma parte del catálogo de iniciativas de la PAH recogidas en la normativa autonómica.

Cornell también cree que es necesario más tiempo para que la prohibición de los pisos turísticos en Palma desinfle -o al menos estabilice- la burbuja: "Hay que esperar. Hay propietarios que están esperando para ver cómo funcionan los controles. Son pisos que se han reformado fruto de una inversión muy grande y por tanto no serán accesibles para muchos. Creo que a día de hoy sí hay más pisos en el mercado residencial, pero están fuera del alcance de mucha gente".