Catalina Rodríguez y Olivia Moreno son dos madres que en los años 70 dieron a luz en el antiguo Hospital de la Sang y en Son Dureta, respectivamente, aunque después del parto se les informó de que sus hijos habían fallecido. Tanto ellas como sus familias están seguras de que los recién nacidos no murieron, sino que se los robaron. Olivia denunció el supuesto robo de su hija poco tiempo después de que ocurriese, aunque se acabó archivando. En 2011, después de que saliesen a la luz más casos de bebés robados, las dos mujeres presentaron otra denuncia en los juzgados. Ahora, más de 40 años después de los hechos, tienen más esperanza de encontrarlos ya que, tal y como informó este periódico, se podrán investigar los antiguos archivos de los dos hospitales para esclarecer los casos.

Catalina Rodríguez dio a luz el día que cumplió 16 años en el Hospital de la Sang, en mayo del 1973. Por cuestiones familiares, estuvo viviendo en el centro durante unos meses antes del parto, donde se le daba cobijo. Su hijo, según el documento del legato de aborto, donde aparece como firmante un médico diferente al que la trató, murió a los 25 minutos de nacer. Aun así, otro documento facilitado por el hospital muestra que feneció después de seis horas.

La Sang le informó de que su bebé, que nació de manera prematura a los siete meses, falleció por asfixia. "Si le faltaba oxígeno, se le tenían que poner tubos para que respirase, y a él no le pusieron nada", explica Catalina. La mujer denuncia que en el hospital no le dejaron ver en ningún momento el cuerpo del bebé y, tal como cuenta, solo se le dijo que "era muy joven, podía tener más hijos".

Catalina, en tono pesimista, expresa que "en Barcelona o Madrid estos temas cuentan con mucho más apoyo, pero en Mallorca somos muy pocos los que nos movemos". Además, tal y como explica el marido de Olivia, Matías Juárez, "no hemos recibido ninguna ayuda por parte del Govern".

Catalina cuenta que "el niño se tenía que enterrar con el nombre de la madre", aunque desde la Empresa Funeraria Municipal de Palma (EFM), tal y como muestran los documentos, se afirma que entre mayo y junio del 73 "no figura el nombre de la madre por lo que no se puede certificar".

La historia de Olivia es diferente. Dio a luz en mayo del año 1971 en el hospital de Son Dureta y, después del parto, su salud empeoró por lo que estuvo tres días en la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) hasta que volvió a subir a planta, donde los familiares leinformaron del fallecimiento de su bebé. "A nosotros en esos tres días nos enseñaron un bebé en la incubadora, pero yo sabía que no era la misma niña", explica Matías. Según cuenta, Son Dureta no dejó que viesen el cadáver del bebé en ningún momento.

Olivia explica que el hospital informó a la familia del lugar donde se enterró a la niña, aunque "el ayuntamiento no nos dio el permiso para su exhumación". La familia, que tal y como dice tenía buena relación con el enterrador del cementerio en el que estaba sepultado el feto, consiguió desenterrar la caja en la que estaba el bebé. Se encontraron con que "en ese nicho solamente había una caja blanca con algodón y cuatro piedras". Después de denunciarlo llegaron a ir con la policía al lugar, pero el caso no fue a más.

En su caso, así como afirma, la EFM le informó de que "no figura la inscripción de ninguna criatura durante todo el mes de mayo de 1971".

40 años del primer caso

Interviú fue la primera publicación que destapó los casos de bebés robados en 1977. Desde entonces, en España ha habido más de 1.900 denuncias, aunque el 95% de ellas se acaban archivando por falta de pruebas. Este es el caso de Catalina que, en tono pesimista, explica que "la policía archiva muchos casos, ¿qué haces?"

Ahora que se permitirá la investigación de los antiguos archivos de los dos hospitales, las familias "tienen más esperanza en que todo esto se resuelva". Tanto Catalina como Olivia ya se han hecho pruebas de ADN en una ocasión a través de la empresa GENOMICA con personas que, aseguran, "podrían ser sus hijos por el parecido físico", aunque el resultado en los dos casos "fue negativo".

Las dos familias forman parte de la asociación Orígenes, que está presidida por Miguel Morro. Esta comunidad tiene como objetivo prestar ayuda a las familias afectadas por los casos de supuestos robos de bebés para que encuentren a sus hijos, aunque tal y como cuentan, "hay padres que después de tanto tiempo ya han perdido la esperanza".