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Opinión

Que vienen los archipiélagos

Que vienen los archipiélagos

Si el descuento fetiche del 75 por ciento se retrasa un poco más, la subida de los precios de los billetes anulará la rebaja antes de que entre en vigor. El milagro de la aviación no consiste en el reconocimiento tardío y todavía no sustanciado de los costes de la insularidad, sino en que pueda volarse por cinco euros desde los aeropuertos alemanes a Son Sant Joan.

Los titulares de hoy repiquetean que "El Gobierno aplicará el 75% de descuento en julio", salvo que este enunciado proteico data de los tiempos de Mariano Rajoy. En contra del furor de los apocalípticos que adivinan el caos tras un cambio de gabinete, lo más preocupante de PP y PSOE no es su antagonismo, sino el aterrador parecido que guardan entre ellos.

Tras la nueva incursión relámpago de Francina Armengol y Fernando Clavijo, en Madrid ya tiemblan al escuchar el grito de "que vienen los archipiélagos". Balears es fácil de tumbar en solitario, mientras no existan partidos como Coalición Mallorquina o Nueva Mallorca con representación en el Congreso, pero Sánchez no puede derramar ni un voto canario.

El paisaje después de la batalla no solo obliga a insistir en que las compañías descontarán el descuento, más pronto o más tarde. Al repasar los orígenes del conflicto, la redacción anómala de los Presupuestos de Montoro permitía al anterior Gobierno la graduación en la aplicación de la rebaja. Ni corto ni perezoso, el bipartidista ministro Ábalos se apuntó a la interpretación más barata para Madrid. De nuevo, la complicidad esencial entre PP y PSOE.

Unos y otros se vieron desbordados por la reacción a sus oscuros manejos. Olvidaron que el consumidor es el ciudadano armado. La misma persona que acepta con resignación un recorte en las libertades, se revuelve como una fiera si el Gobierno mete mano en su cartera. En especial, si se atreve a sustraer un descuento comprometido. Los Gobiernos en minoría conllevan la desventaja de la incertidumbre, y la ventaja de que el votante siempre tiene la razón.

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