El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia de Palma condena a dos policías locales por perseguir a una compañera por su condición de lesbiana. Los jueces condenan a los acusados Rafael Puigrós Rosselló a la pena de cuatro años y dos meses de cárcel como autor de un delito de coacciones y otro de denuncia falsa. A dos de cárcel se le condena también por el primer delito al agente Alberto Juan Llaneras. Sin embargo, ambos policías son absueltos del delito contra la integridad moral y lesiones psíquicas que les imputaba la fiscalía, no porque no se entienda que los dos acusados maltrataron a su compañera lesbiana, sino porque estos hechos habrían prescrito. Sin embargo, en la sentencia se confirma que hubo un comportamiento por homofobia contra la agente Sonia Vivas. El mismo tribunal absuelve también al excomisario Rafael Estarellas, que fue acusado de un delito contra la integridad moral. Como los hechos más graves están prescritos y, por tanto, no se puede sancionar a los autores, los jueces también absuelven al Ayuntamiento de la responsabilidad civil que se le reclamaba.

La sentencia sitúa los hechos entre los meses de agosto de 2007 a diciembre de 2008. En aquellas fechas la víctima, Sonia Vivas, agente de la Policía Local estuvo trabajando en la unidad motorizada nocturna, teniendo como compañeros a Rafael Puigrós y a Alberto Juan. Dicen los jueces que ambos policias, pero especialmente Puigrós y en menor medida Alberto Juan, "movidos por su odio y desprecio a la condición homosexual de su compañera", empezaron una campaña para perjudicarla. Así, la bautizaron en el cuartel de San Fernando con el aodo de "tijertitas". También era habitual que se llevaran la mano a los genitales con actos obscenos, realizaban en su presencia chiste de homosexuales para que Sonia los escuchara para mofarse de su compañera. Como consecuencia de esta persecución la agente femenina sufrió problemas de tipo psicológico.

El tribunal, sin embargo, declara que no se ha demostrado que la mujer acudiera al entonces subinspector Rafael Estarellas para contarle la persecución que estaba sufriendo, ni que el mando le negase un cambio de destino profesional, ni la insultara, ni le dijera que terminaría en la emisora.

Si bien estos hechos que se describen en la sentencia están prescritos y, por tanto, no se puede castigar a sus autores, los dos agentes han sido condenados por los hechos posteriores a la denuncia que presentó Sonia ante la fiscalía. El día 2 de septiembre de 2016 la agente fue entrevista en una radio, contando el acoso que había sufrido en el cuartel de San Fernando con determinados compañeros policías. Contó las vejaciones y los menosprecios que padeció por su condición de lesbiana, pero en ningún momento mencionó el nombre de estos dos policías. Sin embargo, tanto Puigrós, como Juan, al escuchar el relato, se sintieron aludidos en la entrevista. Los dos acusados se pusieron en contacto con una expareja de Sonia. El día 3 de octubre de 2016 los dos policías locales se presentaron en su puesto de trabajo para contarle que la denunciante había agredido a un detenido y que estaban dispuestos a ir a por ella, y a conseguir que la mujer perdiera su plaza de policía. La exnovia de Sonia les dijo que todo lo que quisieran trasladarle debía ser a través del juzgado o de la fiscalía. Sin embargo, los dos policías le comunicaron que sabía donde vivía, comentario que provocó en la testigo un sentimiento de preocupación e inseguridad, además de sentirse coaccionada. Esta mujer, días después de esta reunió, notó que un coche la estuvo siguiendo durante más de una hora, aunque no pudo identificar a los ocupantes del vehículo.

Rafael Puigrós, "con ánimo vengativo" contra su excompañera, pidió a dos policías que mintieran en una declaración y dijeran que habían visto a Sonia maltratando a un detenido, circunstancia que no era cierta porque el día que se produjeron estos hechos, la agente lesbiana no trabajó. El policía condenado presentó una denuncia falsa en el juzgado.

El tribunal da una total credibilidad a la versión que manifestó Sonia Vivas en el juicio, frente a la de los acusados, que negaron los hechos.