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Miguel Deyá: "La de Sucesión española fue la primera guerra moderna europea"

El historiador ha dirigido un ensayo en el que se ofrece una visión de la Guerra de Sucesión y sus consecuencias, opuesta a la del nacionalismo

El decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UIB, Miguel Deyá, en una foto de archivo. guillem bosch

La controversia sobre lo que significó la Guerra de Sucesión, que culminó con la llegada de los Borbones a la Corona de España sigue vigente tres siglos después.

¿Qué supone para Mallorca la victoria de los Borbones sobre los Austrias?

Esencialmente dos cosas: la pérdida de una guerra, que no había iniciado Felipe V, y la muerte jurídica del Reino de Mallorca y la Corona de Aragón, porque desaparecieron las instituciones que representaban a los estamentos del Reino siendo sustituidos por otros de inspiración castellana.

Un cambio radical.

La nobleza mallorquina se vio en la tesitura de asumir una función política, puesto que para ser regidor (concejal del ayuntamiento de Palma) se requería tener la condición de caballero o ciudadano, siempre bajo la vigilancia del corregidor, el delegado regio.

¿Cuál fue la mutación más drástica?

Evidentemente la del incremento de la fiscalidad. El sistema jurídico-financiero de los Austria era de estructura medieval, había dejado de ser operativo. Hay que tener en consideración que ese incremento de la fiscalidad es común a toda Europa, constituye el germen de las revoluciones americana (la tasa sobre el té fue el desencadenante de la sublevación de las colonias británicas) y la francesa. Es entonces cuando se hace constante en Mallorca la presencia del Ejército borbónico, cosa que con los Austrias no sucedía. Es un cambio de época el que acontece.

¿Puede argumentarse que la entronización de los Borbones supuso un intento de modernización?

Los mallorquines siempre hemos sido un tanto peculiares. Nuestro desarrollo económico y social habitualmente ha discurrido al margen del Estado, un poco a sus espaldas, aunque no en su contra. Cuando Manuel Fraga era ministro de Información y Turismo nunca inauguró un parador en la isla. El desarrollo turístico se llevó a cabo sin apenas intervención estatal. Los mallorquines tenemos un recelo instintivo hacia el Estado, aunque, repito, no nos manifestemos en contra. ¿Puede haber algo más en contra del Estado que el contrabando? En Mallorca fue práctica habitual bien vista por la población, al igual que los corsarios.

La Guerra de Sucesión la pierde el pretendiente de los Asutrias, el archiduque Carlos de Habsburgo, pero no parece que en Mallorca la represión de los Borbones fuera muy intensa.

No se produjo una represión dura, porque se capituló y los términos acordados en ella fueron respetados.

Los nacionalistas sostienen la tesis de que las instituciones del Reino de Mallorca fueron liquidadas, que se arrasó con el secular autogobierno del que se había dispuesto.

Las instituciones efectivamente son suprimidas, pero otra cosa es si funcionaban correctamente, porque lo cierto es que desde los tiempos de Fernando el Católico estaban muy manipuladas, tans olo representaban a las elites. No eran en modo alguno instituciones democráticas. Decir lo contrario es falsear la realidad

¿Cuál es la causa que hace que los austracistas mallorquines se involucren en la Guerra de Sucesión?

El detonante fue la llegada de una flota austracista, formada por barcos británicos y holsandeses, lo que nos lleva a la constatación de que lo que se desencadenó fue una guerra europea, probablemente la primera guerra europea moderna.

Con España como campo de batalla.

Precisemos: se abre el frente en España cuando las potencias europeas, británicos y holandeses, constatan que se está perdiendo la iniciativa en Centroeuropa. Es entonces cuando se desencadenan las hostilidades en España. Lo que sucedió fue esencialmente una guerra por el control de la economía, incluidas las rutas comerciales con América, que era la gran preocupación de los ingleses.

Al final, lo de siempre.

El comercio con América constituyó en la época, en el siglo XVIII, una cuestión fundamental. Por el Tratado de Utrecht,que pone fin a la guerra, Inglaterra obtiene Gibraltar y Menorca, dos enclaves fundamentales, y, además, el monopolio de la venta de esclavos negros, el denominado 'derecho de asiento'.

Una guerra económica a todos los efectos.

Esencialmente, sí; lo que Inglaterra no quería era que se le pusiera en cuestión el poder económico que había adquirido. Tampoco aceptaba que se pudieran unificar las coronas centroeuropeas y española.

Aclare.

El archiduque Carlos, el pretendiente austríaco, quería reinar en los estados centroeuropeos, y, además, hacerlo en España, lo que suponía dar carta de naturaleza a una nueva gran potencia, alternativa inaceptable para el orden que estaba surgiendo en Europa.

Lo que hizo que el nieto de Luis XIV de Francia, Felipe, acabara por reinar en España instaurando la actual dinastía de los Borbones.

Así es, con el resultado de que, además, las nuevas instituciones tuvieron una clara matriz castellana. Con Felipe V desaparecen, como he dicho, las viejas instituciones propias de la Corona de Aragón.

Haciendo acto de presencia el centralismo.

Sí, en efecto, aunque también hay que considerar que el centralismo, la concentración de poder, estaba consolidándose en Europa. Lo más probable es que de haber reinado en España el archiduque Carlos, el centralismo también se hubiera impuesto, lo que sucedió en el Imperio Austro-Húngaro.

Afirma que la Guerra de Sucesión fue de hecho la primera guerra europea moderna.

Debido a que en ella se involucaron todas las potencias del Continente, y repito que el campo de batalla en España se activó cuando la situación en Centroeuropa se desestabilizó.

El ensayo que ha dirigido, en el que participan especialistas de diversas universidades españolas, puede considerarse la antítesis de los que han dado a conocer los historiadores de ideología nacionalista.

Lo que hemos hecho ha sido analizar un período concreto de la Historia de España y sus repercusiones en Mallorca. La Guerra de Sucesión marca el inicio de una nueva época, el final de las estructuras medievales, del sistema foral de la monarquía hispánica. Es una época muy apasionante, puesto que los cambios que hubo entonces marcaron todo lo que vino después.

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