El agua es un bien finito, un bien común que debería ser una de los principales puntos estratégicos y de interés dentro de cualquier comunidad autónoma, aunque no siempre sea así. En España y, en concreto, Balears, tenemos un déficit estructural de inversiones que dificulta la consecución de objetivos medioambientales y también impide mejorar la calidad del servicio.

Esta semana, en un coloquio celebrado en el Club Diario de Mallorca, moderado por Alberto Fraile, coordinador del mismo, varios expertos y operadores han reflejado cuáles son los problemas a los que se enfrenta el sector del agua y qué solución o soluciones posibles vislumbran ante un asunto de tal importancia. Cambiar la cultura de gestión de los recursos hídricos de Balears, una mayor transparencia de precios, la recuperación de los costes y la revisión del marco regulatorio del agua son algunas de las conclusiones.

En el debate participaron José López Tafall, director de Regulación de Acciona; Juana Garau Muntaner, directora general de Recursos Hídricos; Antoni Garcías Coll, gerente de Abaqua; Alfredo Barón, funcionario del Estado jubilado y que participó en el diseño de los planes hidrológicos de Balears; Imma Mayol, gerente de Emaya; María Ferrer, directora de Diario de Mallorca y Ernest Santamaría, secretario general de Abaqua.

Cooperación real

Relación sana entre los distintos operadores del sector del agua

Emaya gestiona desde la captación del agua hasta la reutilización, en resumen, todo el ciclo del agua. En esta línea, Inma Mayol, gerente de Emaya, afirmó que si se compite en la gestión, es una situación complicada. "La cooperación institucional se basa en personas y en orientaciones políticas" resume. "Actualmente, en especial desde hace un año y medio, existe una buena relación con las instituciones", aclara.

José López Tafall, director de Regulación de Acciona, defendió que aunque ahora Balears goza de una buena relación de cooperación, "no hay ninguna garantía de que vaya a suceder en los próximos años, por lo que es necesario un marco regulatorio que propicie marcos de colaboración que no dependan de la voluntad personal o política puntual. En lo tocante al sector empresarial, López Tafall, señaló que "para aumentar el interés privado en el sector del agua es necesario que éste sea mucho más trasparente en sus costes y operativa y que cuente con una regulación estable, requisitos imprescindibles para atraer financiación".

Para lograr una cooperación efectiva, hay que implicar a todos los ciudadanos y gestores locales. Juana Garau, directora general de Recursos Hídricos, abogó por "concienciar a los gestores municipales sobre cuál es su papel y cómo gestionar los recursos de una manera más adecuada".

Un problema de gestión

Falta compromiso y capacitación técnica en los ayuntamientos

El año 2015 supuso un punto de inflexión debido a una alarmante sequía que afectó al archipiélago. A finales del 2017 se aprobó el 'Plan Especial de Actuaciones en Situación de Alerta y Eventual sequía de Balears', para garantizar el suministro de agua a la población y evitar los efectos ante una posible sequía.

"Hasta que no se ha convertido en un problema, los gestores municipales no se han preocupado" explicó Juana Garau. "Nos encontramos con ayuntamientos pequeños y con gestores en muchas ocasiones no profesionales de la gestión del agua, lo que ha conducido a una situación de sobreexplotación de los acuíferos", añade.

"Mientras que los ayuntamientos puedan abrir el grifo y salga agua, les da igual que los pozos den un agua que no sea de una calidad óptima", remarcó Alfredo Barón, coordinador de actividades del Observatorio de Agua de la UIB. "No hay una coordinación administrativa. Los ayuntamientos tienen competencias exclusivas y a veces excluyentes", sentenció.

Imma Mayol va un poco más allá al afirmar que antes de realizar cualquier acción, hay que saber que nos podemos permitir. "Hay que aceptar los límites que tenemos en Balears. Hay que llevar a cabo una buena gestión pero aceptar que es limitada", aclaró.

José López Tafell argumentó que hay un déficit de organización. "Actualmente existe una enorme dispersión de modelos de gestión en España, con hasta 8.000 reguladores distintos. No hay un planteamiento común que permita resolver los problemas de manera eficiente", añadió.

Por su parte, Antoni Garcias Coll, gerente de Abaqua, explicó que el modelo del sector del agua no ha sido planificado, ya que respondía a una necesidad puntual del momento. "El modelo actual ha ido variando según la demanda de las distintas poblaciones", subrayó. "Falta un impulso por parte de los ayuntamientos. El arreglo de las redes propias de los municipios, ya que nunca lo ven como un asunto prioritario".

Marco regulatorio

Creación de una base común

Uno de los principales problemas a tratar es la falta de una figura o organismo regulador y legislativo dentro del sector del agua. Tafall propuso que " es necesaria la creación de una ley específica del ciclo integral urbano del agua. Con ello se conseguirá una metodología común, facilitar la resolución de problemas con la Administración, una mayor transparencia a la hora de fijar los precios, cuyos beneficios se apliquen realmente a la internalización en el precio final del agua de aspectos que hasta ahora no se tienen en cuenta como la depuración, etc.", concluyó.

Como apunte, Ernest Santamaría, secretario general de Abaqua, afirmó que "hay un problema real de capital humano, ya que no existe la figura de un asesor técnico. Su presencia es necesaria para poder asesorar a los gobiernos".

Acuíferos y desaladoras

La desalación es una garantía, no una solución definitiva

Palma cuenta con un modelo diferente. Antoni Garcias explicó que, a nivel de coste, existe una gran diferencia al usar las desaladoras y "es que cuando llegamos, dos desaladoras no se habían usado nunca, con un gasto de 4 millones de euros al año". De la misma manera, lamentó que desgraciadamente, en otras épocas, "se ha preferido desalinizar el agua del mar que emplear los recursos naturales de los que disponemos en las islas".

Barón se muestró crítico con el modelo de gestión de los acuíferos en los últimos años. " Si queremos seguir creciendo, tenemos que poner en funcionamiento las desaladoras, para que así puedan descansar los aquíferos". "En Balears, tradicionalmente, cuando ha habido época de lluvias se ha empleado el agua procedente de los acuíferos y las desaladoras han estado paradas", advirtió.

"Las desaladoras son muy necesarias", afirmó Joana Garau. Además, continuó explicando que " los acuíferos son nuestro recurso natural hídrico más importante".

La anterior legislación y la actual no tienen nada en común. Se han modificado los criterios de prelación, tal y como resumío Imma Mayol. "Primero, las fuentes y los pozos de agua dulce; segundo, los embalses, que son renovables; tercero, la desalación, poca pero constante y por último los pozos salobres, ya que si se hace una buena gestión disminuye la salinidad del agua".

Educación ciudadana

Necesidad de un cambio sociocultural

Mayol apoya una mayor educación a los ciudadanos de cara a un mayor conocimiento y aprovechamiento de los recursos hídricos de la isla. "Cuando la gente hace un cambio de hábitos, permanecen, de ello la importancia de informar y educar a las personas".

Para Alfredo Barón, es básica una educación de todos los ciudadanos para poder lograr cambios reales. "La educación en materia de agua tiene que empezar en Primaria y acabar en el Govern".

Tafall achacó, entre otros motivos, a la actual complejidad institucional el desconocimiento por parte de la ciudadanía de la situación. "Existe una falta de cultura ciudadana en cuanto a los recursos hídricos", señaló.

Soluciones reales de cara al futuro

Planes a 10 años vista

La realidad del sector del agua en Balears muestra una tendencia positiva, aunque se hace necesario planes a largo plazo para poder hacer efectivo los planes estratégicos y, para ello, se hace una vez más necesario la cooperación política e institucional, al margen de la ideología. Mayol, por su parte, defendió la necesidad, mediante una campaña socio-cultural, de fomentar el agua de grifo en Palma, ya que "es buena y apta para le consumo humano".

Para Alfredo Barón, lo importante es introducir en los distintos ayuntamientos la idea de que "hay que medir el agua que se extrae y que facturan en sus municipios", además de recuperar los costes, "la mejor manera de poder realizar inversiones en mejoras".

"Es necesario la creación e incorporación de un buen cuerpo técnico y administrativo en los ayuntamientos e instituciones", explicó Garcias.

Por otra parte, José López Tafall cree que una de las premisas básicas es asignar a los recursos el valor real que poseen, puesto que "no se puede gestionar de una manera eficiente un recurso sin conocer su valor".