Antoni Grau, jefe de recursos marinos de la dirección general de Pesca, revela que en el año 2015, cuando se recuperó el recuento de especies comerciales en las reservas marinas de Mallorca tras los años de la legislatura de Bauzá en los que no se hizo nada por los recortes presupuestarios, los técnicos de su departamento se llevaron una sorpresa al comprobar que los recursos estaban en buen estado pese a la casi nula vigilancia de la que adolecieron durante los años más duros de la crisis.

Un hecho que, a su juicio, demuestra la buena acogida, el respeto y la fe que tienen los mallorquines en estos instrumentos para recuperar la vida y la biodiversidad de sus fondos marinos. "Tienen una percepción de las reservas marinas incluso mejor que la que tenemos los que trabajamos en ellas. Tienen mucha aceptación popular. Y pese a que los resultados que obtienen en ellas los pescadores tradicionales no son para echar cohetes ya que no aumentan espectacularmente sus capturas, son ellos los que nos proponen crearlas. Como pasa en Cala Rajada, donde los pescadores celebran cada año la declaración de la reserva de Llevant cuando sus capturas no han mejorado tanto respecto a cuando no eran espacios protegidos", pone como ejemplo Grau.

El responsable de Pesca recuerda que en estos momentos hay ocho reservas marinas en el archipiélago balear: Seis en Mallorca -Dragonera, El Toro, Malgrats, Bahía de El ToroPalma

Y avanza que están en fase de tramitación otras tres: la de sa Punta de sa Creu al norte de la Mola, en Formentera; la de Tagomago en Eivissa y la de Illa de l'Aire en Menorca. "Las dos primeras serán una realidad a finales de este año y la de Menorca a principios del siguiente", prevé el jefe de recursos marinos, que revela, en consonancia con lo anterior, que han sido las propias cofradías de pescadores de Eivissa y Formentera las que han solicitado la declaración de estas zonas del litoral como áreas protegidas.

"Hay un fe popular en las reservas marinas que, por lo que se ve, no afecta solo a Mallorca. Quizá sea debido a que los peces responden muy bien a estas medidas de protección, se nota enseguida su recuperación. Para la declaración de estos espacios protegidos, en la actualidad el que lo solicita debe realizar y sufragar un estudio justificativo para esta protección. Y en estas tres nuevas reservas han sido los Consells insulares, a petición de sus cofradías de pescadores, los que lo han hecho. Y puedo dar fe de que han realizado un buen trabajo, que han presentado unos estudios muy detallados", se congratula el responsable de los recursos marinos de esta comunidad.

Ni 'jigging' ni cebos vivos

Grau recuerda que, en términos generales, en las reservas marinas se permite la pesca de artes menores (la que se practica desde los tradicionales llaüts y en embarcaciones de menos de 12 metros de eslora con artes y aparejos de pesca no industriales) y la pesca recreativa en superficie al volantín o a la fluxa.

Está prohibido el jigging

"La pesca submarina también está prohibida exceptuando en las reservas marinas mallorquinas del Migjorn y de Bahía de Palma donde se puede practicar en días alternos, dos días por semana y los sábados y domingos, porque ya se pescaba antes y son fondos con mucha posidonia y con menos especies comerciales", concede el jefe de recursos marinos.

Sobre el estado actual de las reservas marinas, Grau revela que el recuento de la biomasa existente en ellas se hace con la metodología siguiente: Cada año realizan los estudios en cuatro de ellas de manera que las evaluaciones tienen una periodicidad bianual.

"Este año comprobaremos el número de especies comerciales en Dragonera, El ToroEl año pasado contamos los peces en la del norte de Menorca y en las dos restantes de Mallorca, la de Migjorn y la de Bahía de Palma", explica el plan de trabajo.

En estas dos últimas áreas protegidas -"la de Migjorn, con sus 22.300 hectáreas ocupa casi la misma extensión que las otro siete juntas", apunta Grau-, "la situación de su biomasa es buena, hay tres veces más de peces que cuando no eran reservas", se congratula el responsable marino pese a que admite que los fondos marinos de estas áreas, con extensas praderas de posidonia, no son los más ricos por su biodiversidad.

Dieciséis veces más

"Por lo que me han avanzado de las evaluaciones hechas este año en la reserva de El Toro, que se harán públicas en breve, los resultados van a ser espectaculares. Se habría aumentado la biomasa (número de peces en la zona) hasta dieciséis veces desde la última medición. Pero en cierta manera esto es normal porque es una zona muy buena y muy rica", concede el responsable de Pesca.

Preguntado por cuáles son las condiciones que hacen que una zona sea mejor que otra para la proliferación de fauna marina, Grau enumera tres circunstancias. La primera, que sea un fondo rocoso, pero con grandes rocas aisladas, no paredes. La segunda, que en ella fluyan las corrientes que traigan alimento para las especies que habitan en esos fondos. Y la tercera, que haya mucha profundidad a poca distancia de la costa.

Preguntado por el por qué de esta última condición, Grau admite que desconocen la causa: "Hay muchas cosas que ignoramos todavía en lo que se refiere a la gestión de las reservas".

Sobre el resultado de la evaluación realizada el año pasado en la reserva del norte de Menorca, lamenta que "salió mal, había empeorado frente al último recuento", circunstancia que atribuye al excesivo furtivismo en una zona cuya vigilancia compete al Consell insular.

Pero, ¿qué especies se recuperan más satisfactoriamente en estas reservas marinas? Grau responde que sobre todo beneficia a los meros ( anfós, en mallorquín), especie de la que recalca que hay cuatro variedades en estas aguas: el mero marrón ( Epinephelus marginatus), el gitano, el liso ( anfós llis) y el blanco. Pero también en ellas se recuperan los escorballs (corvallo en castellano), los sargos, las morrudas y las variadas, añade.

Preguntado por las doradas ( oradas) y los dentones, Grau se detiene en este último y revela que, al tratarse de una especie termófila a la que favorecen las temperaturas altas, se está beneficiando del paulatino calentamiento del Mediterráneo.

Más dentones que hace 30 años

"Es una especie que siempre se mueve por encima de la termoclima (capa dentro del agua donde la temperatura es más fría por la profundidad) y con el progresivo calentamiento del mar su hábitat se ha ampliado. Ha aumentado su número donde siempre ha estado presente. Podríamos decir que ahora hay más dentón que hace treinta años", sostiene.

Volviendo a las especies que se recuperan en las zonas protegidas del litoral, Grau también habla de los salmonetes ( molls) señalando que en la reserva de es Freu han llegado a encontrar ejemplares de estos peces de hasta un kilo cuando lo habitual es que alcancen dimensiones mucho menores. Y al igual que pasa con la profundidad cercana al litoral como causa de una mayor acumulación de biomasa, desconoce los motivos.

No obstante, concluye que el 75% de la biomasa presente en las reservas son meros, lo que no implica, anticipa críticas, que solo sirvan para una mejor conservación de esta especie.

Emplazado a que haga una evaluación de los fondos marinos de las islas en comparación con la saturación humana que sufre su superficie terrestre, el responsable de la dirección general de Pesca admite que el litoral balear goza de mejor estado de salud que el peninsular.

"No tenemos ríos que vierten al mar, no hay una industria pesada... tan solo padecemos la depuración de aguas. Lo que más afecta es la pesca, sobre todo el efecto acumulado de ésta durante los últimos setenta años, que es muy difícil de revertir", dictamina.

Reserva en la Serra

La asignatura pendiente en la protección de las costas mallorquinas es la de crear una reserva marina en el litoral de la Serra de Tramuntana.

"No puede ser que un paisaje tan precioso con unas aguas tan límpidas albergue tan poca vida marina", lamenta este experto que, si estuviera en su mano, crearía una reserva marina desde la isla de Sóller hasta Punta Beca, en el término municipal de Pollença. "Una zona protegida de unas 5.000 hectáreas", sugiere.

Y escribimos sugiere porque todo esta zona son aguas exteriores y, por tanto, competencia del Estado español, que es el que debe dar pasos para la creación de este nuevo espacio protegido.

"Esto es lo que nos falta, aparte de seguir trabajando con las reservas que ya tenemos", concluye Grau antes de revelar que entre sus afanes está el de conseguir recuperar a los grandes depredadoras de la cúspide de la cadena trófica desaparecidos de estas aguas hace ya más de cincuenta años. Se refiere al vell marí (foca monje), a los tiburones guitarra y ángel, a los peces martillo... especies fundamentales para mantener el equilibrio del sistema. "Lo ideal sería intentar recuperarlas en un entorno como Cabrera. El único problema es saber cómo podemos hacerlo".

Vigilancia: Diecisiete personas para controlar las ocho reservas de las islas

"Antes del desastre (término con el que Antoni Grau se refiere a la época de recortes presupuestarios con motivo de la crisis económica), teníamos a dieciséis personas para vigilar las reservas marinas de las islas que se redujeron a nueve con las restricciones dinerarias. En Mallorca, pasamos de tener diez vigilantes a tan solo cuatro para controlar las seis reservas", rememora el jefe de recursos marinos de la dirección general de Pesca.

A los 9 que sobrevivieron a este negro periodo se han sumado ahora cuatro nuevos inspectores gracias a fondos europeos y a partidas procedentes de la ecotasa. "Y un proyecto aprobado y financiado con el impuesto turístico del año pasado nos permitirá contratar a 4 más con lo que ya habrá 17 inspectores, más que la cifra inicial. Y en noviembre llegarán 4 barcas nuevas semirrígidas para reemplazar a las viejas", se congratula Grau.

Coral rojo: Un nuevo decreto que reducirá las licencias para su extracción de doce a dos

El responsable de recursos marinos adelanta que en breve se aprobará en Consell de Govern un nuevo decreto que regulará la pesca de coral rojo en aguas interiores de Balears y que sustituirá al anterior que data de 2002. "Básicamente el nuevo texto legal traspondrá una directiva de la UE de 2013 que impide la pesca de esta especie en profundidades inferiores a los 50 metros y que fija que para extraerlo hay que cortarlo por su base, no arrancarlo. Si se corta, del tocón que queda vuelve a crecer", explica Grau resaltando que las nuevas condiciones para su pesca reducirán de doce (seis en Mallorca y otras seis en Menorca) a dos el número de licencias activas en la actualidad ya que las descartadas pescan a menor profundidad. "Pero el decreto nos obliga a realizar un estudio que evalúe el estado de este recurso. Y si está mal, prohibiremos totalmente su pesca", anticipa.