"Ahora que llega el verano y el calor, seguimos sin aire acondicionado y sin poder abrir las ventanas de las consultas porque están a ras de suelo y los transeúntes verían a los pacientes, vulnerando su derecho a la intimidad", comienza un facultativo del centro de salud de s'Escorxador un relato pormenorizado de las deficiencias estructurales de un dispositivo asistencial en el que desarrolla su trabajo día a día.

"Un día estaba hablando con una compañera en una consulta cuando sentimos un ruido muy fuerte. Acudimos alarmados al baño de personal y comprobamos cómo un falso techo se había desplomado inesperadamente sobre la taza del váter. Una administrativa que acababa de ir al servicio no hacía ni diez minutos sufrió un ataque de ansiedad al ver los destrozos y comprobar lo que le podía haber pasado. Si llega a haber alguien dentro, hubiéramos tenido que atender un traumatismo craneal", continúa.

Por no hablar del ascensor, que estuvo cerca de seis meses averiado. "Desde el Servei de Salut nos dijeron que no se podía arreglar porque estaban esperando la llegada de una pieza. Pero en realidad creemos que lo que pasaba es que no se pagaba a la empresa encargada del mantenimiento y por eso no venía a repararlo", sospecha.

Consultas en el pasillo

Esta falta de ascensor obligaba a que en ocasiones los propios médicos de las consultas de arriba tuvieran que bajar para atender en los pasillos de la planta baja a pacientes mayores que no tenían fuerzas para subir al primer piso. asegura.

El techo de las taquillas donde se cambia el personal del centro tiene goteras y son habituales los resbalones a consecuencia de la acumulación de charcos en un suelo en el que, por su embaldosado oscuro, no se detectan con claridad.

"Las escaleras también están mojadas y una compañera se cayó por ellas y se rompió la muñeca. Por no hablar de otra facultativa que se enganchó con una argolla que los de mantenimiento, sin avisar, habían puesto en una arqueta de uno de los baños del personal provocándose una rotura de menisco por la que aún continúa de baja", recapitula este médico su relato de una serie de deficiencias a las que añade la acumulación de basuras "cerca de donde guardamos las vacunas".

"Son unas condiciones infrahumanas para un centro que, al funcionar como SUAP (Servicio de Urgencias de Atención Primaria, la equivalencia en Palma de los PAC de la Part forana) atiende a tanta población que, además, está sobresaturado", concluye.