Un juzgado ha ratificado el despido de un sanitario del hospital de la Cruz Roja de Palma que abusó de una alumna. Una situación se produjo el año pasado y que justifica que la empresa haya prescindido de este empleado, que llevaba más de treinta años trabajando para la Cruz Roja .

Este trabajador había firmado un contrato de ayudante sanitario. Desde hacía varios años el hospital Cruz Roja Española desarrollaba una colaboración de prácticas de alumnos, que estudiaban en un centro privado de enseñanza.

El día 7 de noviembre del año 2016 la empresa decidió despedir a este trabajador sanitario, que era un empleado fijo, como consecuencia de unos hechos que habían ocurrido tres días antes. En esas fechas una alumna de la academia, que aspiraba a obtener un título de auxiliar de enfermería, presentó una denuncia contra ese trabajador. Esa jornada, el enfermero, de 50 años de edad, tenía horario de mañana. Y aprovechó esta circunstancia para abusar sexualmente de una alumna en prácticas, que solo tenía 18 años de edad.

La empresa, para adoptar esta drástica decisión, se basó en la versión de la alumna. La joven explicó que hacía días que el enfermero la estaba realizando comentarios inapropiados, relativos a su intimidad. Le preguntaba si tenía novio o le proponía que le diera un beso. Además, constantemente la vigilaba cuando se encontraban a solas. Precisamente, cuando no había otros trabajadores, el empleado le dirigía a la alumna "miradas descaradas e inadecuadas de alto contenido sexual", según detalla la sentencia en la que se justifica el despido.

El incidente más grave que denunció la alumna ocurrió el día 4 de noviembre, sobre las 9.30 horas. La alumna se dirigió hacia el office de enfermería, en la segunda planta, para buscar unos sobres de sacarina. El enfermero fue detrás de ella y aprovechó para acercarse sigilosamente a la víctima y mostrando un cierto grado de violencia le exigió que le diera un beso.

En la sentencia se asegura que este trabajador abusó de su posición de superioridad física para coger a la chica de la cara y con las dos manos la obligó a que le besara, sin respetar el deseo de la alumna. Ante este ataque repentino, la víctima logró huir. Salió llorando y con síntomas de un ataque de ansiedad. Lo primero que hizo fue llamar por teléfono a su madre y comunicar a la jefa de enfermería que se marchaba a casa.

El hospital conoció lo ocurrido a través de la tutora de la academia. La empresa salió en defensa de la víctima y entendió que los hechos que describía eran "intolerantes y despreciables", sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de una estudiante en prácticas que únicamente tenía 18 años de edad. La empresa entendió que los hechos que denunciaba la joven justificaban el despido inmediato del trabajador. Fue un despido por causa disciplinaria y sin derecho a recibir ningún tipo de indemnización económica.