A Iñaki Urdangarin no le va a quedar más remedio que ir acostumbrándose a la soledad. El marido de la infanta Cristina ingresó ayer en prisión y lo hizo en un centro penitenciario en el que prácticamente va a vivir solo, puesto que será el único habitante del pabellón masculino en una prisión de mujeresúnico habitante del pabellón masculino en una prisión de mujeres. El lugar elegido para este largo periodo de casi seis años privado de libertad es el centro de Brieva, en Ávila. No es precisamente una cárcel de máxima seguridad, sino todo lo contrario. Es un lugar tranquilo, con una población reclusa relativamente pequeña, un centenar, y que, además, en su totalidad son mujeres.

El marido de la infanta Cristina ocupará las mismas instalaciones que en su día tuvieron como recluso más famoso al que fue director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, que pasó más de un lustro encerrado en esta cárcel antes de conseguir la libertad. Las condiciones de esta prisión no son exactamente las mismas que cuando ingresó Roldán, puesto que hace relativamente poco tiempo el Ministerio de Interior invirtió en mejoras de la cárcel.

La principal razón por la que se ha elegido esta prisión y no otra que pudiera estar más cerca del lugar de residencia de su familia, ha sido la seguridad. Aunque bien es cierto que todos los presos pueden elegir la cárcel donde van a cumplir condena, en el caso de Urdangarin ha primado la seguridad por encima de cualquier otra circunstancia. Sea cual sea el delito que haya cometido el cuñado del Rey, el Estado tiene la obligación de protegerle y cuanto más contacto mantenga con otros reclusos, más seguridad habrá alrededor de él.

Por tanto, al menos durante los primeros meses de reclusión, el contacto se va a limitar a los funcionarios y a los familiares que vayan a visitarle. Que ocupe en solitario un pabellón no supone que no tenga que cumplir con el estricto régimen penitenciario. Tendrá que cumplir las normas como cualquier otro preso y se someterá a los mismos horarios que, por ejemplo, se imponen a las mujeres reclusas que están cumpliendo condena en esta prisión de Ávila.

Iñaki Urdangarin apuró sus últimas horas en libertad junto a su familia en Ginebra. A media tarde del domingo cogió el avión que lo trasladó al aeropuerto de Madrid. Viajó solo y al llegar a la capital le esperaban, además de varios medios de comunicación, un escolta, que le acompañó hasta el vehículo. La Policía utilizó varios vehículos para impedir que los periodistas le siguieran y así no pudieran conocer a dónde se dirigía. En ese momento se perdió su pista y no se sabe dónde pasó la noche. A primera hora de la mañana, sobre las 7.30 horas, entró en la cárcel de Ávila. No había nadie esperándole.

Como cualquier otro preso

Los funcionarios de la prisión recibieron a Urdangarin como a cualquier otro preso, pero con la diferencia de que es el marido de la Infanta y, sobre todo, que será el único recluso que ocupará este amplio pabellón masculino. Urdangarin, al llegar al aeropuerto, apenas llevaba equipaje, salvo una pequeña bolsa de mano. Por ello, no se descarta que otra persona hubiera recogido sus pertenencias y las hubiera trasladado por su cuenta a este centro penitenciario.

Quien intentó una última maniobra para evitar su ingreso en prisión fue el otro socio de Nóos, Diego Torres, que ha decidido solicitar un indulto al Gobierno. Torres pretendió que los jueces aplazaran este ingreso mientras se tramitaba dicho indulto, sin embargo, el tribunal de la Audiencia no cedió a esta propuesta y le recordó a Torres que la orden de ingreso seguía en vigor. Sobre las cinco de la tarde el condenado y su abogado llegaron a la prisión de Brians 2prisión de Brians 2, en Barcelona. Allí cumplirá su condena de más de cinco años de reclusión.

Aunque esté en prisión, el tribunal de la Audiencia va a solicitar a la fiscalía que se pronuncie sobre si Torres merece o no estar en libertad mientras se tramita el indulto planteado al Gobierno. Esta tramitación puede prolongarse durante pocos días, pero parece que el tribunal se pronunciará por rechazar esta propuesta.

En cambio, el marido de la infanta Cristina ya se ha rendido. Ya lo anunció la pasada semana su abogado Mario Pascual y ayer se confirmó. Urdangarin no tiene intención de acudir al Constitucional y mucho menos solicitar un indulto al Gobiernono tiene intención de acudir al Constitucional y mucho menos solicitar un indulto al Gobierno. Ha aceptado que la sentencia del Supremo pone punto y final a su fracasado intento de convencer a los jueces de que era inocente. Ahora lo único que le queda es acostumbrarse al régimen de la cárcel y a ir contando los días que faltan para su primer permiso.