Dora Romaguera se declaró muy "ilusionada" con la concesión del Premio Diario de Mallorca de Investigación que, estimó, "supone un reconocimiento a nuestro trabajo por parte de la comunidad autónoma en la que vivimos". Un galardón que, resaltó, ha sido concedido por un medio de comunicación muy reconocido en estas islas y que este año ha otorgado todos sus premios a mujeres para resaltar la labor que realizan día a día. "Nos da visibilidad. Hace un par de años nadie hablaba de investigación en Balears", destacó la científica.

Preguntada sobre qué le parecía tomar el relevo de este galardón de manos de Alicia Sintes, la premiada el año pasado por su hallazgo de las ondas gravitacionales, la científica del IdISBa consideró que "no le llego ni a la suela del zapato a una investigadora que ha participado en un proyecto que ha conseguido el premio Nobel".

Nacida en Palma en el año 1979, Romaguera se licenció en Farmacia por la Universidad de Barcelona. Luego realizó un máster en Salud Pública y Nutrición en la Universidad de Londres. Regresó para obtener el doctorado en la UIB antes de volver a la capital británica para realizar una estancia postdoctoral de cuatro años en el Imperial College de Londres.

Regresó a su roqueta en el año 2012 con un contrato Ramón y Cajal que concede el ministerio de Economía -para hacerse una idea del mérito de esta investigadora cabe resaltar que, de las 200 becas anuales que concede este Ministerio, tan solo cinco financian proyectos de investigación médica clínica-. Este contrato, de cinco años de duración (concluyó en 2017) dio paso a su contratación como investigadora del IdISBa. La primera en nómina como tal, con plaza dotada, ya que, revela, "hubo otros trabajadores del Instituto estabilizados, pero como técnicos, yo soy la primera investigadora".

Sobre los 20.000 euros que recibió en septiembre por su galardón en la III edición de los Premios Jóvenes Investigadores de la Fundación Astra-Zeneca, Romaguera explica que le han servido para contratar a una ayudante, a una investigadora predoctoral. "Con ese dinero he podido pagarle un sueldo anual no demasiado elevado y para costearle el viaje y su asistencia a un congreso en Viena", concluye poniendo de manifesto una vez más las carencias financieras del mundo de la investigación en este país.