"A Sonia Vivas no la perseguían en la unidad motorizada por ser mujer, sino por su condición de lesbiana". Así de contundente se mostró el fiscal Juan Carrau en su informe definitivo del juicio en el que sientan en el banquillo tres policías locales de Palma (un excomisario y dos agentes) a los que acusa de un comportamiento de homofobia contra una compañeracomportamiento de homofobia contra una compañera. La fiscalía, que pide para los acusados penas que suman más de 20 años de cárcel , apoyó su acusación sobre la "contundente y verídica" declaración de la denunciante, que se ha visto ratificada por otras pruebas y, sobre todo, por el testimonio de otras personastestimonio de otras personas. Carrau denunció que a día de hoy a Sonia Vivas la siguen llamando en el cuartel de San Fernando con el apodo de "tijeritas" y aseguró que uno de los acusados, Rafael Puigrós, continúa utilizando el calificativo de "boyera de mierda" cuando se refiere a la denunciante.

En su informe, el fiscal reconoció que no era fácil para la agente femenina denunciar a sus tres compañeros de homofobia, porque los tres acusados han disfrutado de una gran protección en el cuartel de San Fernando.

Consideró la acusación que tiene especial valor la entrevista que ofreció Sonia en una radio local en la que contó la persecución que había sufrido, pero en la que en ningún momento mencionó los nombres de los compañeros a los que había denunciado. Sin embargo, "tanto Rafael Puigrós como Alberto Juan se sintieron inmediatamente identificados".

Detalló el incidente que contó Sonia Vivas en la que Puigrós la obligó, estando de servicio, a entrar en un club de alterne del Arenal donde, según apuntó la denunciante, todas las mujeres conocían al policía. "El que la hiciera entrar en ese local fue un escarnio, una humillación hacia Sonia", señaló el fiscal. También incidió en su informe en la declaración de los testigos, especialmente en el de la expareja de la denunciante, a la que dos de los acusados fueron a visitarla y desde entonces "está atemorizada".

Carrau aseguró también que el excomisario Rafael Estarellas pudo detener este acoso de los otros dos acusados hacia su compañera pero que "no quiso". Y recordó que fue Estarellas quien envió mensajes telefónicos a la expareja de Sonia para anunciarle que dos agentes de la Policía Local (los otros dos acusados) acudirían a su despacho a visitarla. "El comisario no quería a Sonia en ninguna de las unidades que dirigía por su orientación sexual" y recordó la primera persona a la que acudieron los dos policías acusados cuando se enteraron de que su compañera les ha denunciado. "Fueron a Estarellas para pedirle que les ayudara".

Los abogados defensores mantienen que la versión de la denunciante no es cierta.