El Ramadán, mes de ayuno sagrado de la religión musulmana, acabó a la puesta de sol del pasado jueves. Tras su culminación, más de 3.000 musulmanes se congregaron a primera hora de ayer en el campo de fútbol del Germans Escales para asistir a la fiesta de despedida del Ramadán, un acto similar a una misa en el que se reza por espacio de una media hora para dar gracias por haber superado esta prueba de fe.

Oficiado por Kamal Hossein, el imán de la Mezquita Abderrahman de Palma que llegó a esta ciudad hace ahora dos años procedente de Egipto, el acto comenzó poco después de las ocho y cuarto de la mañana y concluyó minutos antes de las nueve.

"Es un día de fiesta en el que visitas a los familiares y, asimismo, es un día de perdón por las ofensas hechas o recibidas de otras personas", explicó Mohamed el Berkani, un musulmám de origen marroquí residente en Palma desde el año 2002, que destacó que el sermón del imán fue pronunciado primero en árabe y traducido después al castellano, lengua más accesible para todos los jóvenes musulmanes de segunda generación.

Días antes de la conclusión del mes de ayuno, todo practicante de la fe de Mahoma tiene el deber de dar una limosna a las personas más desfavorecidas -fijada en unos 5 euros por cada miembro de la familia- para que los más pobres también puedan comprar ropa para sus hijos y comida con la que festejar el fin del ayuno, explicó El Berkani, que añadió que ahora comienza la cuenta atrás -faltan dos meses y diez días- para la celebración de la otra efeméride de la religión musulmana por excelencia: la fiesta del cordero.

Preguntado El Berkani sobre qué pensaba de la acogida y el trato que se dispensa en Mallorca a los musulmanes, sostuvo que, a tenor de su experiencia personal, es buena: "Se trata de una sociedad abierta que está muy acostumbrada a recibir a extranjeros".

Francisco Jiménez, presidente de la comunidad de la mezquita Ihsan de Sont Gotleu, añadió que en la oración de ayer se alabó a Dios y se daba gracias por haber podido completar con éxito el mes de ayuno, una prueba que los musulmanes realizan con gran satisfacción personal.

"La limosna normalmente se recoge días antes del fin de Ramadán, con las mezquitas como eje vertebrador de su reparto entre los más desfavorecidos, y sirven para pedirle a Dios que te perdone por los errores que puedas haber cometido durante el mes sagrado", completó Jiménez. El responsable de la mezquita Ihsan se mostró partidario de abrir estos templos para que la gente con prejuicios hacia este colectivo pueda ver que en su interior no se hacen las barbaridades que imaginan.