Además del impulso en la inversión, la gerente de la patronal de constructores de las islas, Sandra Verger, valora otro factor: el empleo balear en el sector se ha situado ya en una media de 54.000 trabajadores, una cifra que se considera óptima.

Verger recuerda que nadie aspira a recuperar los niveles de actividad que se dieron en 2006 (la inversión ese año fue de 3.016 millones de euros en las islas), por lo que la actividad que se ha alcanzado en estos momentos se perfila ya como la adecuada para el archipiélago, se ahí que a partir de ahora se pronostique que las subidas en la inversión van a pasar a ser mucho más moderadas y en la línea de lo que la economía pueda crecer.

Por ello, la representante de esta asociación empresarial subraya que a lo que el sector aspira es a ir estabilizando la situación que se vive en estos momentos, y en esa línea va la demanda que se hace a los gobernantes: las medidas que se adopten a partir de ahora deben de ir encaminadas a mantener la situación que el sector registra actualmente, y no a entorpecerla, dada la facilidad con la que el empleo de la construcción se destruye cuando su actividad desciende.

En cualquier caso, sí se aboga por medidas que ayuden a reducir el coste final de las nuevas viviendas, como el permitir más alturas y residencias más pequeñas en cada nuevo edificio, sobre todo si se tiene en cuenta la escasez de suelo y el elevado valor que ha alcanzado en los municipios con mayor demanda residencial, como puede ser el caso de Palma. Y más agilidad en la concesión de licencias.