Jaume Matas ya está pagando entre rejas el delito que cometió por la contratación irregular del instituto Nóos, que le va a costar tres años y ocho meses de privación de libertad. Ayer por la mañana, por sorpresa, y sin apurar el plazo de tiempo que le iba a dar el tribunal que le condenó para que fuera preparándose ante su inmediato ingreso en la cárcel, el expresident decidió entrar antes de lo previsto. El centro penitenciario elegido donde estará hasta el año 2022 fue el de Aranjuez, una cárcel que destaca por la sobrepoblación reclusa que acoge y está considerada como una prisión especialmente conflictiva.

Matas anunciaba al tribunal su ingreso en prisión casi a la misma hora que los otros dos condenados en la sentencia del caso Nóos, Iñaki Urdangarin y Diego Torres, acudían a la Audiencia de Palma para recoger el mandamiento en el que se acordaba su entrada en la cárcel para cumplir la condena que ratificó el Tribunal Supremo. El trámite era muy sencillo. Ambos condenados debían acudir en persona a las oficinas del tribunal y allí se les entregaría la providencia en la que se acordaba su ingreso en prisión. En el documento se les señala que tenían un plazo máximo de cinco días. Ayer tarde se produjo una cierta confusión sobre el día límite que tienen para presentarse en prisión. Si bien el documento que recogieron especificaba un plazo de cinco días, Torres preguntó expresamente qué día terminaba este límite, a lo que le respondieron que era el miércoles próximo. Ante esta respuesta, el condenado interpretó que se trataba de días hábiles y no naturales, por lo que no había que contar el fin de semana. Sin embargo, según señalaron ayer fuentes del TSJB, el plazo de ingreso termina el lunes y no dos días más tarde.

Más allá de que se concrete la fecha límite del ingreso, ayer se especulaba con la posibilidad de que ninguno de los dos apure este plazo. Cuanto antes entren, antes terminarán de cumplir la condena, ya que cabe recordar que ni Torres, ni Urdangarin han cumplido un solo día de prisión preventiva y solo han tenido que entrar en la cárcel una vez que la sentencia condenatoria ha sido declarada firme, al ser ratificada por el Tribunal Supremo.

El más madrugador de los dos socios de Nóos fue Diego Torres. Llegó a la Audiencia de Palma pocos minutos antes de las nueve de la mañana. Lo hizo acompañado por su abogado Manuel González Peeters. El trámite fue rápido. Solo debía recoger la notificación oficial que le iba a entregar un funcionario. Diez minutos después de entrar, abogado y cliente abandonaban el edificio oficial. Torres había pasado una noche complicada puesto que no descartaba que ayer mismo durmiera entre rejas, puesto que en la notificación oficial que recibió el martes, en la que el tribunal requería su inmediata presencia, se indicaba que su ingreso en prisión sería inmediato.

Torres va a apurar estos últimos días que le quedan de libertad para explorar cualquier posibilidad que impida su ingreso en prisión. El antiguo directivo de Nóos ha decidido recurrir la sentencia del Supremo ante el Tribunal Constitucional y, por tanto, va a solicitar que su ingreso quede en suspenso. Sin embargo, tiene muy pocas posibilidades de éxito y se da por seguro que la semana que viene, como muy tarde, Torres estará privado de libertad.

Torres no tuvo ayer ningún contacto con el que fuera su socio en el instituto Nóos. Iñaki Urdangarin reside en el extranjero, en concreto en Ginebra, y por tanto, su desplazamiento a Palma era complicado. El marido de la Infanta cogió un avión a primera hora de la mañana de ayer, que aterrizó en Palma alrededor de las diez de la mañana. En el aeropuerto le esperaba un coche de seguridad. No se trasladó inmediatamente a la Audiencia. Esperó a su abogado, Mario Pascual, que llegaba más tarde. El cuñado del monarca tenía el rostro desencajado ante el complicado futuro que le espera. Al salir del coche para dirigirse a la oficina judicial, tuvo que aguantar todo tipo de insultos. Una vez que se le notificó la decisión del tribunal, Urdangarin volvió a subir al mismo coche, que le trasladó al aeropuerto, para volver en avión a Ginebra. Los jueces de la Audiencia no adoptaron ninguna decisión que pueda limitar los movimientos de Urdangarin durante estos últimos días en libertad.

Varios centros

No solo no se sabe el día exacto que ingresará en prisión, sino tampoco en qué centro penitenciario cumplirá la pena de cinco años y diez meses de privación de libertad. Urdangarin está barajando varios centros, pero sobre lo que se va a valorar es el nivel de seguridad. Aunque va a ser tratado como cualquier otro preso condenado, el Estado tiene la obligación de preservar su seguridad. Y al tratarse del primer integrante de la familia real que ingresa en la cárcel por corrupción, su presencia en un centro de reclusión representa un problema de seguridad. Por ello, se están barajando varias prisiones y se elegirá la que tenga las condiciones más apropiadas para recibir a condenado tan especial como es el cuñado del Rey.

Tampoco ha desvelado Torres en qué prisión va a cumplir la condena de cinco años y ocho meses. Sin embargo, ayer se especulaba que optaría por una prisión de Cataluña.