El juez Castro cree que el Tribunal Supremo "tenía las manos atadas" ante la posibilidad de aumentar las penas contra los acusados del caso Nóos, porque los hechos probados que determina la sentencia que dictó la Audiencia de Palma no se pueden modificar.

El instructor del caso Nóos consideró "correcta" la sentencia que pone fin a este caso en el que ha sentado en el banquillo, por primer vez en la historia, a la hija del Rey de España y en la que se condena a su marido a ingresar en prisión por los graves delitos económicos que cometió. "No me produce ninguna reacción especial", señaló el magistrado jubilado ya que "cuando termino la instrucción de un caso me suelo olvidar de la sentencia que dicta el tribunal, aunque reconozco que este asunto es distinto, por la gran repercusión mediática que tuvo".

El juez Castro, en más de una ocasión, criticó la sentencia que dictó la Audiencia de Palma, que distaba mucho de sus conclusiones personales sobre la trama Nóos y, sobre todo, con la actuación de la infanta Cristina. Sin embargo, una vez conocido el fallo del Supremo, reconoce que siente indiferencia ante el fallo definitivo. El magistrado, que se jubiló hace unos meses tras una trayectoria profesional de casi 40 años, inició este martes la detallada sentencia del Supremo y resaltó que en el texto, en contestación al recurso de la fiscalía, le recuerda que los hechos probados no se pueden modificar. "No se puede imponer una sanción mayor porque los hechos probados lo impiden. Los cimientos de la sentencia los fijaron las tres magistradas de la Audiencia de Palma. Con los hechos probados no se puede condenar a más".

Castro ha visto este martes por la mañana la intervención del exfiscal Horrach en un programa de televisión, en el que se ha mostrado especialmente enfadado cuando ha defendido su actuación en el caso Nóos, negando que la decisión de no acusar a la infanta Cristina fuera una imposición de sus jefes. Recordó el magistrado que el fiscal Horrach, durante la instrucción del caso Nóos, tenía que viajar cada semana a Madrid para informar a su jefe de las novedades de la investigación. Y señaló que, según los estatutos del Ministerio Fiscal, los fiscales deben cumplir las órdenes de sus superiores, por lo que consideró lógico que Horrach cumpliera las indicaciones que le marcaron con respecto a la Infanta y su intento para que no se sentara en el banquillo.

Castro señaló que, si bien es cierto que "los escritos y los insultos que vertía en ellos para atacarme" eran obra de Horrach, la hoja de ruta que se marcó para salvar a la hermana del Rey no era suyo. Y recordó que todos estos hechos quedan muy bien explicados en el libro que ha publicado la escritora Pilar Urbano.