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El PSM pasa el rodillo a Més

Més fue el primer partido de Mallorca que convocó unas primarias para confeccionar sus listas. Corría 2014 y la coalición sacó pecho por su elevado compromiso democrático, pero el estreno quedó empañado por la sonada inscripción de unos 200 senegaleses que acudieron en masa a apoyar a su candidato afín.

Como hace cuatro años, las votaciones de ayer para elegir a los números uno y dos al Parlament y al Consell también estaban teledirigidas. Los aparatos del PSM y de IniciativaVerds controlaban el censo a rajatabla. Con la superioridad numérica pesemera, el resultado estaba más que cantado; lo único a dilucidar era si Miquel Ensenyat barría a Fina Santiago por el 80%-20% que pretendían los viejos del lugar, o si el porcentaje de humillación se quedaba en el 70-30, como salió finalmente.

El temor de algunos fontaneros de Ensenyat a que la denigración de Santiago supusiera el inicio del final de Més, llevó el jueves a levantar el pie del acelerador. No obstante, las consignas en la Part Forana ya estaban lanzadas por los de siempre (véase el rodillo en Montuïri y Petra). Santiago se salvó por Palma, donde la dificultad de tutelar a la militancia y el voto telemático jugaron a su favor.

Mientras no se supriman las dos ejecutivas, seguirá anidando el recelo y el proyecto político será inviable. Lo reivindicó ayer Antoni Noguera, el único que puede permitirse hablar claro. Terminado otro paripé como el de ayer, que solo sirve para hartar a las bases, Més se enfrenta a su desafío original: ser o no ser. Visto lo visto, alguien debería exigir unas primarias para elegir si los simpatizantes quieren seguir con la guerra soterrada de siglas, o fulminar a las cúpulas y que Més eche a andar de una vez.

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