Los turistas que aterrizan o desembarcan en Mallorca con un bolsillo apto para pasar unas vacaciones de superlujo ganan terreno. Lo atestigua David González-Pando, un "conseguidor" que ofrece a estos visitantes de alto nivel casi cualquier cosa que deseen -y puedan pagar- durante su estancia en la isla. "Es un cliente muy exclusivo al que ofrecemos un servicio de acompañamiento desde el mismo momento en el que se baja de su avión privado. Le recogemos, le llevamos a su hotel o villa, le reservamos restaurante...", cuenta este profesional, CEO de Mallorca Limitless.

La mayoría de sus clientes son rusos y árabes. Empresarios, pero también personas conocidas del mundo del espectáculo. Habitualmente son parejas y grupos de amigos. "En general prefieren pernoctar en villas y chalés que en hoteles. Se han puesto muy de moda entre este tipo de clientes con un alto poder adquisitivo. Hablamos de chalés de alto nivel, normalmente en primera línea de mar, donde encuentran más intimidad que en un hotel. Nos encargamos de contratar un cocinero y personal de servicio. Y les organizamos todo tipo de eventos que deseen, desde una barbacoa hasta un espectáculo de flamenco en la villa", manifiesta González-Pando.

Duermen en villas, se desplazan en coches con chófer y, cuando van a Palma, piden ocasionalmente un personal shopper para que les guie por las tiendas más exclusivas del centro.

"Podemos conseguir casi cualquier cosa que nos pidan, hacemos honor al nombre de la empresa [Mallorca sin límites, en castellano]. Independientemente de dónde estén y la hora que sea", enfatiza este profesional.

Claro que no todos los caprichos pueden convertirse en realidad. "Cuando una persona tiene mucho dinero tiene tendencia a pedir cosas extravagantes porque cree que puede conseguirlas pagando. Al menos suelen conseguirlo en sus países. Un cliente quería jugar con Rafa Nadal una mañana. Y lo quería a cualquier precio", evoca González-Pando.

Otros deseos sí son factibles: "Una vez nos llamaron a las cuatro de la mañana para que fuéramos a su villa a abrirles una botella de vino. Es un servicio 24 horas, pero eso también se paga".

El CEO de Mallorca Limitless es reacio a hablar de precios porque "varían mucho" en función de los servicios demandados. "Acabamos de alquilar una villa para un cliente durante un mes. Le hemos hecho una pequeña rebaja y le sale por 23.500 euros. El cocinero y el servicio van aparte", apunta González-Pando.