Imagino que es consciente de que los hoteleros no tienen buena imagen entre la sociedad mallorquina. ¿Está de acuerdo?
Efectivamente hay un sector de la sociedad mallorquina entre el que no tenemos una buena imagen. De todas formas, se han hecho estadísticas y no es tanta la gente que opina lo mismo. Hay mucha gente que no dice nada y, sin embargo, no tiene esta opinión. Los que lo dicen suelen ser los que no creen que tengamos buena imagen. Tenemos estadísticas de la Federación Hotelera y su resultado no es tan catastrófico. ¿Por qué? Quizás hemos hecho algo mal, porque es imposible que lo hagamos todo bien. Como dijo el otro día Gabriel Escarrer, nadie es profeta en su tierra. Pero yo creo que en general no podemos decir que sea la mayoría que lo piense. Se hacen muchas cosas y tenemos el fallo de no comunicar las cosas positivas que hacemos porque creo que el sector que tiene más responsabilidad social corporativa es el hotelero.
¿Por tanto, cree que hay un retorno del empresariado hotelero hacia la sociedad local?
Creo que sí. ¿Que podría ser mayor? Indudablemente. Creo que hacemos muchas cosas y no las comunicamos.
¿Cómo se hizo hotelero?
Casi por casualidad. Yo estudié arquitectura técnica en Barcelona hace aproximadamente cincuenta años. Cuando acabé los estudios estaba todo por hacer en Mallorca. Tuve la suerte de conocer a Jaume Verdaguer y eso me despertó el gusanillo de la construcción, más que de la explotación hotelera. Después, junto a Plomer y a Miquel Ramis compramos un solar para hacer unas viviendas en la Playa de Muro, pero se nos obligó a hacer un hotel. Fue cuando nos pusimos de acuerdo con Miguel Fluxá, porque yo conocía mucho a su familia, e hicimos un hotel en ese solar en sociedad con Iberostar. Luego hicimos alguna cosa más con Iberostar, pero nunca con vocación de hotelero, sino de promotor. Al final, compramos un solar en segunda línea en Alcúdia, donde queríamos hacer un hotel, pero Fluxá dijo que no quería hoteles en segunda línea en Mallorca, y fue cuando empezamos con el negocio hotelero con la cadena Garden. Después ésta se dividió y, finalmente, Tomeu Plomer y yo decidimos crear Hoteles Viva. Este año se cumplen 20 años.
¿Cómo ha cambiado el negocio en estos 20 años?
Muchísimo. Cualquier empresa es como conducir un llaüt, si hace buen tiempo tienes que dar gas y si hace mal tiempo tienes que quitarlo. Antes un hotel era una cama y un buffet, mientras que hoy tienes que ofrecer más e intentar especializar cada hotel en segmentos completamente diferentes.
A final de 2016 se repartieron la empresa con su socio de décadas, Bartomeu Plomer. ¿Por qué decidieron separarse?
Fue una separación completamente amistosa. Somos dos familias, Tomeu y yo ya somos mayores y lo hicimos pensando en el futuro para que los hijos de cada uno lleven los hoteles. Eso fue lo que más nos pesó, porque podríamos seguir juntos.
¿Les va mejor por separado?
Sólo hace un año, y creo que nos va bien a los dos.
El nivel de reservas de esta temporada está siendo más bajo?
Sí. En estos momentos notamos, no sólo nosotros, una bajada que, indudablemente se da porque nuestros destinos competidores poco a poco van mejorando, gracias a dios. Humanamente debemos estar contentos porque es muy triste lo que está pasando por allí. Pero esto hace que los turoperadores tengan muy buenos precios en Turquía o Túnez, lo que potencia que haya una bajada de reservas.
Se recuperan y compiten por precio. ¿Cómo puede competir Mallorca?
He estado en Antalia, en Turquía, y la verdad es que lo han hecho muy bien. Los competidores han venido aquí, han ido al Caribe, y han procurado corregir los errores. En Antalia hay unos hotelazos con unas instalaciones deportivas tremendas, se han retirado bastante del mar, no han hecho barbaridades urbanísticas.
¿Les temen?
Tenemos que procurar llevar bien nuestra planta hotelera, mirar lo que hacemos y mejorar. Ellos tienen una ventaja, y es que su planta hotelera es nueva. Tienes casos en Magaluf o s'Arenal donde hay hoteles que casi no tienen solar. Estos hoteles, gracias a la Ley de Turismo, durante los últimos años se han podido adecuar y reformar, pero no todo está renovado en Mallorca. Lo que tenemos que hacer es reformar, subir estrellas y ser competitivos por calidad. Lo mejor que tenemos aquí para hacer frente a los competidores es la experiencia de nuestro personal.
Su compañía también está en el Caribe. ¿Es porque allí los costes son muy bajos y la rentabilidad muy alta?
Hay un dicho que dice que no tienes que tener todos los huevos en el mismo cesto, y la solución que las grandes cadenas han visto es diversificar, además de que las rentabilidades son altas. Otra cualidad que tiene el Caribe es que allí la temporada es de doce meses. En cuanto a la mano de obra, cada día es más profesional. No creo que nadie haya ido allí a invertir porque los costes de personal sean más bajos. Creo que influye más la diversificación y que tienes un mercado diferente.
Ha habido críticas de sindicatos y colectivos ecologistas, que consideran que quizás se ha ido a invertir allí porque las democracias son débiles y el capital puede hacer lo que quiera.
Yo estas críticas no las he oído. Todo es opinable en este mundo, pero creo que es al revés: allí las autoridades y todo el mundo nos reciben con mucho aprecio y ayudan al máximo a las inversiones. Por ejemplo, nosotros estamos en Jamaica porque vino el gobierno jamaicano aquí a Mallorca a ofrecerse a buscarnos solares. En las administraciones tanto de México, como Jamaica o República Dominicana siempre hemos sido muy bien recibidos.
¿Se plantean la posibilidad de ir a nuevos destinos?
Nosotros ahora estamos en los destinos principales: México, República Dominicana y Jamaica, desde la semana pasada. Nosotros no somos una gran cadena, fuimos al Caribe con otra cadena, nos juntamos cinco socios y fuimos allí a invertir. Hemos ido donde están los grandes, nosotros no tenemos la capacidad para abrir una zona.
Usted es parte del accionariado de Quely
Me metí en Quely por la amistad que tengo con Gabriel Domenech y estaba muy saneada cuando entramos. Quely es una marca que tiene muy buen nombre, está muy bien vista en Mallorca. La idea es crecer y hacer, quizás el día de mañana, una nave en un polígono industrial y donde está el solar construirían pisos.
Usted ha impulsado la Fundació Es Convent, en Inca
No, para nada. Muchos hoteleros tienen su fundación y tienen iniciativas sociales, pero quizás no se dice. No tenemos la costumbre de comunicar las cosas bien hechas y, sin embargo, las cosas mal hechas sí que salen. La Fundació Es Convent sale porque en un momento determinado las monjas franciscanas tenían que vender el edificio y el rector y una monja me convencieron para que lo comprara. Ahora somos un grupo de patrones y su espíritu es el de fomentar la cultura. Como el edificio es muy grande, lo dividimos en espacios para organizaciones sin ánimo de lucro, como Projecte Home, además de un comedor social que ahora gestiona Cáritas.
¿Está de acuerdo con la regulación que se ha hecho del alquiler turístico?
Cuando al principio desde el sector hotelero nos manifestábamos en contra del alquiler turístico en edificios plurifamiliares nos decían que éramos unos egoístas. Al final se ha demostrado que el alquiler turístico se tiene que regular con mucho sentido común. De hecho, incluso hay ayuntamientos que lo prohíben en pisos. Yo lo veo como un tema urbanístico en cuanto a que el urbanismo regula los usos por zonas y por densidades. Lo que no podemos hacer es crear focos de densidad turística que tengan los problemas que están saliendo, como la subida de los alquileres o la expulsión de la gente de los barrios. Se ha demostrado que los hoteleros teníamos razón, que no era una cuestión de egoísmo. Todo lo que ha pasado aquí, ya había pasado en Barcelona.
¿Por tanto, está de acuerdo con la prohibición que se ha hecho en Palma
Sí. En Palma ya está pasando lo mismo que en Eivissa, donde los médicos no pueden ir a trabajar porque no encuentran donde vivir.
Hay mucho debate sobre la capacidad de carga del territorio. Ahora que se han añadido entre 50 y 100.000 plazas, ¿cree que hemos tocado techo?
En Mallorca la verdad es que tenemos muchas plazas turísticas. Aquí tenemos, creo, más de 400.000 camas y en Riviera Maya no llega a 200.000. Nosotros hemos derribado cuatro hoteles para volverlos a levantar. El sector turístico, así, queda regulado. Lo que ha crecido mucho ha sido el alquiler turístico, también por la crisis.
¿Mallorca está saturada?
Saturación es una palabra muy de moda, que a veces está bien aplicada pero a veces está exagerada. La saturación no tiene porqué ser sólo turística, pero sólo hablamos de esta. En los atascos en las entradas de Palma por la mañana no hay ningún turista. Hay saturaciones puntuales, pero no todas son turísticas. Un ejemplo: en septiembre tenemos los hoteles llenos, pero no hay saturación. ¿Por qué? Porque entre el 15 de julio y 15 de agosto mucha gente invita a sus familiares de la península. Con eso no digo que no haya otros problemas, como las aglomeraciones que se producen en la llegada de los cruceros, que tienen que distribuir a los turistas canalizándolos en varias zonas.
¿Qué le parece la duplicación del impuesto turístico?
Para empezar, me gustaría que saliera otro sector al que le gustara que le pusieran impuestos, y no creo que haya ninguno. Pero ya que se ha puesto, que se invierta en depuradoras.
¿Cómo se está llevando este Govern
Los hoteleros creo que debemos llevarnos bien con todos los gobiernos. Creo que la Federación Hotelera se lleva bien.
Y su opinión, ¿cuál es? ¿Lo hace bien este Govern en materia turística?
¿Qué ha hecho este Govern en materia turística? Creo que prácticamente todas sus energías se han dedicado al tema del alquiler turístico. Sí creo que se hizo bien la promoción por parte de la ATB.
¿Qué le pide al Gobierno de Pedro Sánchez?
Que se sienten para hablar con el Govern de Cataluña y arreglen esta situación. Como persona es lo que más me preocupa ahora mismo.
