El nuevo ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, el astronauta Pedro Duque, el fichaje estrella de Pedro Sánchez para el nuevo Gobierno, es un enamorado de Mallorca y su biografía está ligada a la isla y a la figura de un mallorquín ilustre, Andrés Ripoll, fallecido en enero de 2017, el ingeniero aeroespacial que participó en los proyectos Apolo y Soyuz y la persona clave que lo puso en órbita.

Fue Ripoll quien seleccionó a Duque en 1992, cuando ocupaba la dirección del Centro Europeo de Astronautas de Colonia, organismo dependiente de la Agencia Espacial Europea. De aquella coincidencia surgió una profunda amistad entre ambos. Y cuando en 1999 fue seleccionado para participar en la misión del Discovery, como el primer astronauta español en viajar al espacio, también fue Ripoll quien le animó a llevarse una bandera de Balears en el transbordador para rendir un pequeño homenaje a la isla que tanto decía querer.

Bandera de Balears

Duque fue mucho más allá. Se llevó la bandera de Baleares al espacio como le había sugerido Ripoll y al regresar incluyó a Mallorca en la gira por España de difusión del viaje, pese a que la isla no había participado en ninguno de los experimentos que se llevaron a cabo durante la misión.

Invitados por el Gobierno, los siete astronautas visitaron Granada, Madrid, Barcelona y Mallorca, pese a que el entonces ministro de Industria, Josep Piqué, no entendió en ningún momento la insistencia de Duque por la isla. ¿Por qué hay que incluir Mallorca en una gira por España tan apretada?, cuentan que le preguntó extrañado el político catalán al astronauta.

El motivo era puramente sentimental. Duque, veraneante en la isla desde la adolescencia, quería mostrar a sus compañeros de la misión Space Shuttle STS-95 los lugares de la isla que a él le cautivan. Pero no solo eso. El viaje debían realizarlo en barco, para contemplar la estampa de la bahía de Palma al amanecer mientras los primeros rayos del sol pintan de naranja la silueta de la Catedral que él recordaba de sus viajes en su época de estudiante.

El coronel Curtis L. Brown; el piloto coronel Steve Lindsey; los especialistas Scott Parazynsky y Steve K.Robinson; y la astronauta japonesa Chiaki Mukai, aceptaron el reto de Pedro Duque, su capricho sentimental, y embarcaron la noche del viernes 15 de enero de 1999 en el buque de Trasmediterrénea rumbo a Palma. Pero al final, ni amanecer en la bahía ni estampa romántica de la Catedral. El día amaneció completamente nublado y los compañeros de Duque tuvieron que conformarse con la narración de ese recuerdo en boca del propio astronatuta.

Homenajes

Ya en Mallorca, recepción en el Consolat de Mar para entregar la bandera de Balears que había llegado al espacio, visita a Valldemossa y Deià y baño de masas con 2.000 escolares de 36 colegios de la isla en la sala magna del Pueblo Español. La isla aclamó a los héroes del Discovery por la insistencia personal de un astronauta. Y el Observatorio Astronómico de Mallorca rindió homenaje a Duque tres años después bautizando con su nombre a un asteroide descubierto por el centro de Costitx.

En octubre de 2003, el ahora ministro volvió al espacio. En esa ocasión lanzado en una nave Soyuz TMA y realizando la labor de ingeniero de vuelo. Estuvo durante diez días en la Estación Espacial Internacional. La participación de Duque en esta segunda misón ya fue anunciada cinco años antes por Andrés Ripoll, no porque tuviera dotes de adivino. Conocía a la perfección el proyecto y sabía que su amigo era uno de los astronautas mejor situados para participar en la próxima misión del que todavía hoy es uno de los proyectos internacionales científicos más relevantes.