Balears se ha quedado fuera del reparto de ministerios, incluso del ministerio de Transición Ecológica, pero en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez hay afinidades mallorquinas destacables, empezando por el propio presidente, que en su juventud veraneó en Alcúdia y Can Picafort y estrenó sus dotes de seducción con turistas extranjeras, según él mismo contó. Hay que resignarse a la anécdota y al REB.
Fernando Grande-Marlaska, el nuevo ministro de Interior, también ha pasado veranos en la isla, en la finca de Ternelles, en el municipio de Pollença, como huésped de Leonor March Delgado, nieta del financiero Juan March Ordinas y esposa del digestólogo Francesc Vilardell.
Pedro Duque, el nuevo ministro de Ciencia, no solo es un apasionado de la isla desde los estíos de adolescencia, sino que fue capaz de convencer a la tripulación del Discovery en 1999 para que realizara con él el trayecto Barcelona-Palma en barco. Una paliza cósmica para cualquier otro. El astronauta quería que sus compañeros de misión, con los que dio 134 vueltas a la Tierra durante casi seis millones de kilómetros, pudieran disfrutar también de la imagen de la bahía al amanecer con la Catedral al fondo que él descubrió por primera vez en sus años de estudiante.
Màxim Huerta, el nuevo ministro de Cultura, además de tener buenos amigos mallorquines, se extasiaba en abril en Formentor durante la presentación de su novela Firmamento. Allí recordó que el escenario de la península de Pollença le devolvió el ánimo tras una ruptura y le sirvió de inspiración.
Carmen Calvo, nueva vicepresidenta, que además ocupará la cartera de Presidencia e Igualdad, ha invitado a su toma de posesión a la abogada mallorquina Maria Durán, vicepresidenta de la asociación de mujeres juristas Themis e integrante del Consejo Asesor para Políticas de Igualdad del PSOE por designación de Pedro Sánchez.
