"Referirse al magistrado como subnormal, dentro de su oficina judicial y al día siguiente de quedar en libertad bajo fianza, atenta no solo contra el honor personal del ofendido (el juez Penalva), sino contra su honor profesional y al mismo tiempo, contra el respeto que merece la institución misma, el juzgado, como representativo del Poder Judicial que tiene como cometido la persecución del delito". Con esta afirmación la magistrada del juzgado de instrucción número 3 de Palma da por terminada la investigación de la denuncia que presentó el juez Manuel Penalva, que decidió acudir al juzgado de guardia inmediatamente después de conocer que el empresario Bartolomé Cursach, al que estuvo investigando, lo calificó de "subnormal" y que, además, repitió este insulto en tres ocasiones. A pesar del intento del empresario de negar dicha frase o de su defensa de situarla en una conversación privada entre cliente y abogado, la jueza alcanza la convicción de que Cursach insultó al juez y, por tanto, podría haber cometido un delito de injurias graves, castigado con pena de multa.

Este incidente ocurrió al día siguiente de que Cursach saliera en libertad. Acudió al juzgado a entregar su pasaporte. Mientras esperaba a que una funcionaria realizara la diligencia de entrega del documento, Cursach comentó con su letrado la entrevista que esa misma mañana el juez Penalva había concedido a una radio nacional. "Dice que pasa pena por los testigos, subnormal, subnormal, subnormal". Esta frase la pronunció frente a la funcionaria y también fue escuchada por otra compañera que estaba a unos dos metros.

La jueza que ha instruido esta denuncia por injurias no se cree ni una sola de las excusas que señaló Cursach para negar que hubiera pronunciado esta frase. Y, en cambio, sí destaca la veracidad de la declaración de las dos funcionarias que escucharon estos insultos. El auto del juzgado resalta que estas dos funcionarias nada ganan atribuyendo estos hechos al empresario, sino todo lo contrario, pues la jueza recuerda la campaña de acoso que han venido sufriendo los testigos que han declarado contra Cursach. En la resolución, que es el paso previo a sentar en el banquillo al investigado, siempre que la fiscalía lo proponga, se incide en que Cursach "eligió intencionadamente" estos insultos. "Se quiso exteriorizar despreció al magistrado Penalva, por razones relativas al ejercicio de sus funciones, así como hacia la institución que el mismo representa". Y en el mismo sentido se incide también que el investigado actuó con total "despreocupación por las formas y el respeto que exigen el lugar en que se encontraba (la sede del juzgado donde el señor Cursach es investigado) y las personas que lo integran".

La magistrada también descarta que la expresión utilizada por Cursach se sitúa en el ámbito de la crítica judicial. "Se trata objetivamente de un insulto y no de una crítica, siempre lícita, a una actuación judicial", concluye.