"La soledad, cuando no es deseada, es como una enfermedad que hace que las personas mayores sean aún más vulnerables", destaca la coordinadora autonómica de Cruz Roja, Juana Lozano. Y este problema se va a ver incrementado durante los próximos años de la mano de una población de mayores de 65 años que no deja de crecer y a una esperanza de vida que cada vez es más alta.

Este hecho agrava algunas de las situaciones que las personas de más de 65 años están viviendo en las islas, especialmente cuando se está en el grupo que sale adelante con las rentas más bajas.

Como ejemplo, la representante de Cruz Roja subraya los problemas de desarraigo provocados por la evolución del mercado inmobiliario de Mallorca. Cuando acaba el plazo de tres años para la renovación de los alquileres, los propietarios de algunas zonas con fuerte demanda (la barriada palmesana de Santa Catalina aparece sistemáticamente como ejemplo) aprovechan para aplicar unas subidas que estos mayores no pueden asumir, lo que les obliga a trasladarse fuera de su entorno habitual, hacia barrios más deteriorados y en los que no conocen a nadie, o a ingresar en una residencia como alternativa, con el daño que eso conlleva para su bienestar.

Objetivo fácil de estafas

Igualmente, los mayores, especialmente si viven solos, son objetivo más fácil para algunas estafas, como las desarrolladas por individuos que se hacen pasar por personal de algún servicio técnico y que pretenden cobrarles por alguna falsa inspección o reparación. Juana Lozano lamenta que este colectivo en ocasiones no tiene fuerza para hacer valer sus derechos ante cualquier reclamación ante una empresa, o simplemente para comprender las explicaciones que se le facilitan ante cualquier factura, aunque ésta sí esté justificada.

Por ello, se destaca la importancia del trabajo que realizan muchos voluntarios a la hora de ayudar a estas personas mayores y de acompañarles para hacer trámites que pueden resultar complejos para ellos.