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Análisis

Las incógnitas de un Gobierno "a la balear"

Desde que es presidenta del Govern, Francina Armengol ha defendido las bondades de trasladar a Madrid un Ejecutivo nacional "a la balear". No es de extrañar por tanto que ayer abandonara bártulos y agenda y se trasladara al Congreso para presenciar la proclamación de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, fruto de una moción de censura que ella también ha defendido, casi patrocinado, en la medida de sus simbólicas posibilidades.

Armengol intentará ahora sacar partida de su actitud sin que ello quiera decir que aspire a cargos ministeriales para ella o para alguien de su confianza. Las buenas inversiones políticas deben hacerse a largo plazo, como confirma el comportamiento personal de Pedro Sánchez. El acierto está en saber esperar. No es plan atractivo integrarse ahora en un Gobierno débil y de corto recorrido, aunque logre completar el ciclo electoral, y que arranca plagado de incógnitas y condicionantes, precisamente por sus etiquetas "a la balear".

Es una situación que "horroriza" a la delegada del Gobierno Maria Salom, uno de los cargos de mayor significación política en los últimos tiempos por su beligerancia con la carrera profesional de los funcionarios y el catalán. El cese de Salom que no han conseguido los sindicatos lo logra la moción de censura. Suena el nombre de una mujer del PSOE para sustituirla.

Con el impulso definitivo de la sentencia de la Gürtel y la pasividad de Rajoy, todo ha sido muy precipitado. Pedro Sánchez ha renacido por dos veces de sus propias cenizas, primero para recuperar la secretaría general de los socialistas y ahora obtener la presidencia del Gobierno. Si mantiene, como ha anunciado, los presupuestos del PP, por lo menos tenemos el 75% de descuento para un año en el transporte aéreo. Su Ejecutivo "a la balear" está condicionado por demasiados socios, exigencias y compromisos, cosa nada esperanzadora para estas islas poco influyentes, aún a pesar de los esfuerzos de su presidenta por inspirar a los nuevos residentes en La Moncloa.

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