Nuevo caso de presunta corrupción de menores en Lluc. Otros dos exblauets han acusado al exprior del santuario, el sacerdote Antoni Vallespir, de darles alcohol, tabaco y dejarles ver pornografía en el ordenador de su despacho. Los perjudicados, que son mayores de edad, han declarado ya ante una magistrada de la isla. Sus versiones son prácticamente idénticas. Ambos coinciden en que tiempo atrás, cuando Vallespir era el máximo responsable del monasterio de Lluc, y ellos tenían 14 y 15 años, el entonces prior les daba hierbas, vino, whisky, Martini o brandy y les dejaba ver vídeos pornográficos de adultos en su despacho, al lado de su dormitorio. Después, los adolescentes se masturbaban cada uno por separado ante la presencia del cura.

Estos hechos no fueron aislados, según las víctimas. Se repitieron varias veces en el despacho del prior y también en una casa en Cala Tuent, en sa Calobra, una vivienda que es de la congregación que regenta el santuario, y a la que Vallespir les propuso ir en tres o cuatro ocasiones, según manifestaron. Allí, los menores llegaron a beber grandes cantidades de alcohol hasta perder la noción de lo ocurrido. En una ocasión, los entonces blauets se bebieron una botella de whisky entre los dos en la caseta. La botella la trajo el prior "expresamente" para ellos y uno de los perjudicados apenas recordaba lo que sucedió después al estar muy ebrio, según reconoció ante la jueza. Otra vez, también en la casa de Cala Tuent, uno de los adolescentes bebió tanto alcohol que dijo que solo se acordaba de que se despertó en la cama con posterioridad.

Pese a relatar varios episodios sexuales, los entonces menores negaron que el prior Vallespir les hubiera sometido a tocamientos y hubiera abusado de ellos cuando se reunían. Los encuentros también se extendieron luego al monasterio de La Real.

Una de las víctimas no pudo concretar más los hechos al alegar que solo tenía vagos recuerdos, ya que se encontraba bajo los efectos del alcohol. En ese estado de desinhibición después de haber bebido mucho y tras visionar películas pornográficas que ellos mismos buscaban por Internet con el ordenador del sacerdote, cada uno de los menores se tocaba sus genitales, según admitieron en el juzgado. El cura estaba presente en esos momentos.

Les incitaba

Uno de los perjudicados explicó que el padre Vallespir no les regañaba por ver contenido inapropiado, ya que era él quien les facilitaba el acceso al porno. Así, los menores buscaban los vídeos por Internet, pero, según su versión, el prior antes les decía que se acercaran a su ordenador y que pusieran el porno. Incluso, en alguna ocasión les incitó diciéndoles que en Lluc la conexión wifi no iba bien y en su cuarto sí, según manifestó uno de los niños cantores.

La otra víctima coincidió en que Vallespir les dejaba su computadora para que vieran porno y, de hecho, recordó que una vez el presbítero llegó a cerrar la puerta de su despacho con pestillo porque si alguien entraba pensaría mal de él, que era inapropiado. Según el testimonio de este afectado, el prior no les regañaba, simplemente les hacía pequeños reproches en los que les decía que quitaran el vídeo porque si entraba alguien en el despacho se podría malinterpretar la situación.

Este es el tercer caso en el que se ve implicado el exprior del santuario de Lluc, Antoni Vallespir, después de que un exblauet, ahora de 38 años, le denunciara en marzo de 2015 por abusos sexuales. Estos hechos habrían ocurrido en los años 90 y un juzgado de Palma archivó el procedimiento al declararse prescritos los hechos. La segunda causa segunda causa contra él continúa abierta en un juzgado de instrucción de Inca por presuntos abusos a un exniño cantor de unos 8 años, que se habrían producido en una época reciente. El sacerdote siempre ha negado los cargos. Ahora, hay que sumar una tercera acusación por presunta corrupción de menores al haber aparecido otras dos víctimas más, también antiguos blauets que ya que prestaron declaración hace varios días.

La Iglesia de Mallorca ha apartado definitivamente a Vallespir tras conceder veracidad a la primera denuncia archivada por la justicia civil. El Tribunal Eclesiástico de Mallorca le declaró culpable de pederastia y le prohibió ejercer el sacerdocio en público de manera permanente, así como el contacto con menores de edad en funciones pastorales, por abusar sexualmente en los años 90 del primer exblauet que le denunció. El presbítero ha recurrido ante el Vaticano la sanción impuesta por el Obispado, ya que mantiene que es inocente.