Ha llovido mucho desde que un 4 de noviembre de 1994 el enfermero Aspirino puso por primera vez en la historia de este país su zapatón de payaso en el interior de un hospital. Casi veinticuatro años después, la pionera Sonrisa Médica amplía sus horizontes. Ayer se realizó una selección para aumentar en cuatro personas la plantilla de nueve cómicos de la que dispone esta organización para sus actuaciones en Mallorca. El lunes y el miércoles de la próxima semana se hará lo propio en Eivissa y Menorca para dotar a estas islas con sendas plantillas de tres personas para poder hacer la vida un poco más llevadera a los niños ingresados en los hospitales de Can Misses y el Mateu Orfila a partir del próximo mes de julio.

"Para estos procesos de selección se han presentado un total de cincuenta candidatos en todas las islas, la mayoría de ellos baleares excepto tres o cuatro personas procedentes de la península", comienza Marta Barrio, gerente de la Sonrisa Médica.

"Tras nuestra primera preselección han quedado 26 finalistas de los que 13 competirán por las cuatro plazas de Mallorca, 6 por las de Menorca y 7 por la de Eivissa", continúa la responsable de las finanzas de esta organización sin ánimo de lucro que, pese a ello, subraya que los payasos de la Sonrisa Médica son profesionales remunerados. No pueden ser voluntarios ya que han de cumplir unos protocolos sanitarios y una serie de actuaciones programadas dentro de la actividad asistencial de un hospital que no se puede trastocar. "Tienen que tener formación a nivel psicológico y recursos artísticos para sortear de manera afable situaciones que no lo son y que habitualmente se dan en un hospital", añade Barrio.

Nueve payasos para realizar dos sesiones vespertinas (lunes y jueves) y tres matutinas (martes, miércoles y jueves) en Son Espases; dos semanales en Son Llàtzer (lunes y miércoles) y una sesión a la semana en los comarcales de Inca (jueves) y Manacor (los martes), no bastaban. Asimismo, se aprovechará la ocasión para conseguir consolidar una actuación semanal en Menorca y Eivissa desde el próximo mes de julio con la contratación para estas dos islas de los citados equipos de tres personas.

"En Menorca y Eivissa, al menos durante el primer mes, se desplazarán payasos seniors de Mallorca para acompañar a los seniorsjuniors que seleccionemos la próxima semana y les ayuden con su experiencia en sus primeras actuaciones", explica la gerente.

Preguntada si esta "ampliación de plantilla" obedece a un fenómeno de burn out entre una serie de profesionales que tienen que lidiar con situaciones muy desagradables, incluidas el fallecimiento de pequeños en la flor de la vida, Barrio contesta que no, que no tienen a nadie "quemado" sino que, al contrario, todo el equipo está muy ilusionado.

"No podíamos dar abasto con tantos días de servicio. Es cierto que el burn out existe, pero lo tratamos con delicadeza gracias a la labor de nuestra psicóloga Sonia Justo, que, con terapias individualizadas, proporciona a los payasos herramientas con las que poder sobrellevar episodios de ansiedad. No hay que olvidar que el actor se hace amigo de los pacientes y que en muchas ocasiones son requeridos para que canten la canción preferida de un niño que se va", concede la responsable.

Los payasos de la Sonrisa se pasean por casi todas las dependencias asistenciales pediátricas de un hospital: urgencias, sala de extracciones, UCI de crónicos, hospital de día y oncológico y los quirófanos, tanto antes de entrar en el área quirúrgica como en la sala de despertar. "Visitamos todas las áreas más calientes. Y es que cualquier cosa se puede sobrellevar con el humor. Puede convertir la situación más frustrante en algo ridículamente gracioso", asienta Barrio.

En la selección celebrada ayer cada candidato tenía que representar de manera individual una pieza musical y una teatral y luego improvisar alguna situación que habitualmente se dé en la habitación de un hospital junto a alguno de los payasos seniors de la organización integrando en ella las piezas anteriores. Nada sencillo a primera vista. "El payaso tiene que improvisar mucho ya que en cada habitación que visita se encuentra una situación: un paciente agresivo, otro aburrido, uno pasivo, otro activo...", justifica la dureza del casting la gerente, que añade que las personas seleccionadas realizarán un curso de especialización de tres semanas de duración que completará su formación en las disciplinas sanitarias, psicológicas, musicales y de recursos artísticos como pueden ser juegos malabares, de magia, marionetas, etcétera.

Extraños en un hospital

"Aparte de su bata y su nariz roja, el payaso lleva un maletín con sus herramientas terapéuticas que le permiten, por ejemplo, conseguir distraer la atención del niño de la aguja con la que le van a extraer sangre", explica Barrio antes de recalcar que el payaso no es gracioso per se, sino por lo que le ocurre y cómo reacciona ante ese hecho. "Si el payaso y el niño tienen tan buena conexión", concluye la gerente, "es porque son los únicos que no pintan nada en un centro hospitalario. De hecho, el payaso es el único de los profesionales sanitarios que pide permiso antes de entrar en una habitación.Y el niño, si está enfadado, le puede decir que no".

"Verán lo que significa ser payaso de hospital", declaraba antes de la prueba Xavi Núñez, director artístico de la Sonrisa Médica. "Tras interpretar una canción con instrumento y un número cómico, jugaremos a reproducir una situación improvisada junto a los payasos más veteranos. Por ejemplo, a jugar con el no del niño", retoma el discurso dónde lo dejó la gerente.

"Retrasar la salida de la habitación con humor, golpeándose con la puerta antes de salir, por ejemplo, hasta conseguir enganchar al niño poco receptivo. O robándole el centro de atención cuando la enfermera no le encuentra la vía y tiene a su madre toda preocupada a su lado. Hay múltiples situaciones y en todas ellas el payaso debe saber dónde está el límite", recalca el director artístico.

Artistas muy humanos

"Buscamos personas que sean clowns y puedan ser incluidas en una ruta de hospital. Personas que sepan escuchar, empatizar e improvisar totalmente porque nos metemos en un campo en el que puede pasar cualquier cosa. Desde el rechazo del paciente a cualquier otra catástrofe. Por eso buscamos personas artísticamente formadas pero, sobre todo, muy humanas", concluye Núñez.

En la selección de ayer asistieron los payasos más veteranos de la Sonrisa Médica, entre ellos el famoso Enfermero Aspirino, nombre artístico del primer payaso de hospital de España detrás del que se esconde una persona muy humana, Camil Casanovas, o el Doctor Rico Brócoli ( Enric de las Heras). Ambos fueron, junto a Estrellita Vitamina ( Marta Prats), los tres primeros payasos de la Sonrisa Médica, una iniciativa pionera en este país que puso en marcha hace ahora casi 24 años Miguel Borrás, exdirector del Club de opinión de este diario recientemente jubilado.

Una iniciativa brillante que ha perdurado en el tiempo y que al parecer crea adicción como lo demuestra el hecho de que los dos primeros clowns continúen hoy en día en activo.

"Mi hija estaba muy enferma y la llevamos a Institute Gustave Roussy de París, un centro oncológico especializado. Allí había payasos de hospital y comprobé que mi hija los aceptaba muy bien. De hecho, tras un tratamiento muy duro nos pedía que solo la despertáramos cuando llegaran los payasos a la habitación. Así que me pregunté por qué no se podía hacer algo similar en Palma. Primero les pedí a los payasos que actuaban allí si estarían dispuestos a venir a trabajar a España, pero lo rechazaron alegando problemas de comunicación por el idioma", comienza Borrás el relato de cómo fue la génesis de la Sonrisa Médica.

"Dio la coincidencia de que emitieron en la televisión francesa un documental sobre los payasos de hospital, que yo grabé en una cinta de vídeo que me traje cuando volví a Palma. Organicé una reunión en una casa de Son Sardina con varios artistas y les puse el vídeo para ver si estaban interesados en participar en un proyecto similar y una de las asistentes, Marta Prats (la futura Estrellita Vitamina), sí lo estuvo.Y ella se encargó de reclutar a los otros dos primeros payasos, el Enfermero Aspirino y el Doctor Carabasi (hoy el Doctor Rico Brócoli)", continúa Borrás.

El hoy en día presidente honorífico de la Sonrisa Médica recuerda que vinieron de Francia dos payasos para ayudar a la asociación mallorquina a dar sus primeros pasos: Caroline Simons, una neoyorquina que montó esta iniciativa en Francia siguiendo a su vez el ejemplo de un hospital de su ciudad natal, y el valenciano Sergi Claramunt, que sorprendió a Borrás cuando se dirigía a su hija en catalán en el hospital parisino y montaría años después otra Sonrisa Médica en la capital del Turia.

A Borrás solo le restó empezar a llamar puertas para conseguir financiar esta iniciativa -"Desde un principio me dejaron bien claro que los payasos debían ser artistas profesionales porque se adquiría un compromiso de actuaciones con un hospital", justifica- y para ir concienciando al personal sanitario de que dejar pasar a unos payasos a sus áreas asistenciales no era un disparate, labor para la que tuvo que esforzarse mucho menos.

"Los payasos que vinieron de Francia me confesaron que se quedaron muy sorprendidos de la buena acogida y comprensión que recibieron desde el primer momento por parte del personal sanitario, algo que en su país era más complicado y que atribuyeron al carácter festivo y alegre del pueblo español", concluye su relato el presidente honorífico de una asociación sin ánimo de lucro sorprendido todavía hoy de la supervivencia de la Sonrisa Médica y de la vigencia de su trabajo en una sanidad que hoy en día busca más que nunca nuevas maneras de hacerse más humana.