La aparición de nuevos ejemplares de la temida carabela portuguesa en Mallorca, esta vez vivos, obligó ayer a cerrar las playas de Can Pastilla y el Molinar.

El balance: tres especímenes avistados en la costa de la isla, el primero se dejó ver el lunes por la tarde en la playa del Molinarlunes por la tarde en la playa del Molinar, en este caso muerta; la segunda la encontraron unos jóvenes el martes por la tarde en la zona del Delta, cerca de Maioris y Puig de Ros; y la tercera fue detectada ayer en Can Pastilla y dado que estos dos últimos hidrozoos estaban vivos, el ayuntamiento de Palma se vio obligado a izar la bandera roja y la de medusas en las dos playas antes mencionadas y prohibir el baño como medida de precaución.

Tal es la inquietud ante la presencia de la Physalia physalis que Cort quiso recordar ayer que el servicio de socorristas, el de vigilancia y el de salvamento, están preparados para su identificación y actuación y existe un protocolo de información y señalización de las zonas si se localizan ejemplares o restos, como fue en el caso de Can Pastilla y el Molinar. Por ello, el Ayuntamiento quiso lanzar ayer un mensaje de "tranquilidad" a la ciudadanía y aseguró que los bañistas deben estar atentos a las indicaciones y señalización del servicio. Finalmente, ayer se informó a los ciudadanos que pueden dar aviso al 112 o al 010 en caso de ver algún indicio de la carabela portuguesa.

La alarma saltaba el lunes, cuando el hidrozoo se dejaba ver por primera vez en la isla. Fue localizado, ya muerto, junto al monumento de la rosa dels Vents del barrio palmesano de el Molinar y fue identificado por el Sistema de Observación Costero de Balears (SOCIB), que informó a la dirección general del Litoral del Govern para que una barca de retirada de residuos ayudara en la prospección desde el mar por si había más restos.

El martes, sin embargo, Belén Sáez, David March y Miquel Gomila pudieron fotografiar un ejemplar vivo cerca de Maioris, que encontraron tras nadar por la zona. La carabela "tenía unos 15 centímetros (flotador), estaba viva por el movimiento del flotador y los tentáculos eran bastante cortos", explicaron.

Pero no fue hasta ayer por la tarde cuando el avistamiento de un nuevo ejemplar vivo de carabela portuguesa hizo que el ayuntamiento de Palmaayuntamiento de Palm tuviese que tomar medidas contundentes: cerrar dos playas. Un hidrozoo sifonóforo fue hallado en aguas de Can Pastilla y la alerta se extendió hasta el Molinar. Según informó el consistorio de la capital balear en un comunicado, se había activado el protocolo de prevención por el riesgo que generan estas criaturas marinas cuyo nombre científico es Physalia physalis. Cabe resaltar que también se recomendó evitar el baño en zonas no vigiladas.

Altamente urticante y venenoso

El peligro de la carabela,un animal parecido a las medusas, reside en los numerosos filamentos saturados de potentes células urticantes que penden de la vejiga, capaces de segregar un veneno que no solo produce un dolor intenso sino que genera consecuencias neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas.

Con su veneno, paraliza y captura a sus presas pero también afecta a los seres humanos, a los que incluso puede llegar a provocar la muerte. De ahí que los expertos en emergencias adviertan de que no se debe tocar directamente al animal hasta pasadas al menos 48 horas tras su fallecimiento. En caso de contacto por accidente, recomiendan abandonar el agua de inmediato, lavarse la herida con agua de mar -nunca dulce- o vinagre y sin frotar la herida, retirando con sumo cuidado todo el material azul que pueda dejar sobre la piel y la ropa de baño.

Así, la carabela portuguesa tiene una toxina más potente que las especies mediterráneas y una picadura más fuerte, que puede derivar desde la atención con antihistamínicos al ingreso hospitalario, según su extensión, el tamaño del animal marino, y si afecta a personas más frágiles como niños y ancianos.

Como Antoni Grau, jefe de recursos marinos de la dirección general de Pesca, explicara en este diario, la llegada de este hidrozoo era previsible, dado que cuando su presencia es más acusada en el Atlántico subtropical (del archipiélago canario hacia abajo), entre los meses de febrero y abril, soplaron de forma constante vientos de poniente que provocaron su entrada en el Mediterráneo.

Grau recalcó que la carabela portuguesa "sobrevivirá en el Mediterráneo mientras el agua esté fría. Acostumbrada a las temperaturas más bajas del Atlántico, este animal morirá cuando nuestras aguas alcancen los 25 grados".