Ciudadanos (Cs) trasladó ayer al pleno del Parlament el conflicto catalán al pedir explicaciones a la presidenta del Govern y líder del PSIB, Francina Armengol, por su desmarque del líder nacional socialista, Pedro Sánchez, en el respaldo sin fisuras al mantenimiento del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Armengol insistió en que un "conflicto político" como el catalán no se arregla "solo con medidas judiciales" o "sólo con el 155", ni tampoco con "declaraciones unilaterales e ilegales de los independentistas", sino que exige "diálogo".

Armengol, sin mencionar a Pedro Sánchez, replicaba así al portavoz balear de Cs, Xavier Pericay, con el que protagonizó un tenso enfrentamiento por esta cuestión. La jefa del Ejecutivo acusó al partido naranja de dificultar una solución con su estrategia. "Ustedes y otro partido (PP) sólo se dedican a la guerra de las banderas", espetó a Pericay tras afirmar que Cs provoca "crispación" con su política. "El sábado escuché a su líder hacer un discurso que me recordó a otros tiempos", añadió en referencia a la campaña patriótica de Albert Rivera.

Además, reprochó a Pericay que sólo le formule preguntas en el pleno del Parlament sobre Cataluña, cuando es diputado de las islas y debería centrarse en defender los intereses de los ciudadanos de Balears. "Puede preguntarme lo que quiera, pero usted cobra de los ciudadanos de Balears", dijo al portavoz balear del partido naranja.

Pericay había pedido a Armengol explicaciones por la "firme defensa del Estado de Derecho" por parte de Sánchez frente a la de un Govern en el que hay representantes que "no respetan la Constitución" y apoyan a los políticos catalanes encarcelados, en referencia a Més, mientras Armengol "mira hacia otro lado porque es capaz de vender su alma al diablo por lo que le importa, que es su silla".

"Tengo derecho a preguntarle lo que quiera", replicó a la presidenta visiblemente molesto por la respuesta de Armengol, a la que reprochó que no se alinee con claridad con la postura de Sánchez, lo que achacó a que la líder socialista de Balears no quiere enfrentarse a sus socios de Més en el Govern.

Tras el enfrentamiento con Armengol, el partido naranja llevó al pleno el debate sobre el catalán y el castellano en la educación, aunque con nulo éxito para su propuesta. Cs se quedó solo en la defensa de su iniciativa por la que pretendía exigir al Govern que garantizara que en el caso de los alumnos con necesidades educativas, problemas de aprendizaje y los recién llegados a Balears se impartieran en castellano las asignaturas troncales.

El PP, inmerso en tensiones internas por los recursos de la delegada del Gobierno, María Salom, contra las ayudas municipales a la rotulación de comercios en catalán, optó por abstenerse en los puntos propuestos por Cs, que solo contaron con el voto a favor de sus dos diputados, Xavier Pericay y Olga Ballester. Antes, el partido naranja había aceptado una enmienda del PP para añadir a la propuesta el instar al Govern a garantizar "el equilibrio en el uso de las dos lenguas cooficiales como lenguas vehiculares del sistema educativo" y "el aprendizaje de la lectoescritura en la lengua materna para favorecer la lectura y escritura desde la edad más temprana".

Esta propuesta del PP fue rechazada con los votos de los partidos del Pacto, que argumentaron que ese equilibrio ya existe como lo demuestra el que los alumnos acaban sus estudios conociendo el catalán y el castellano. La popular Nuria Riera justificó su enmienda en que en ella se recoge la "propuesta ideológica" de los populares, repitiendo así el argumento esgrimido por el PP balear frente a los recursos de Salom. Riera, no obstante, criticó la iniciativa de Cs, con la que "no queda nada claro qué es lo que se pretende" y cuya aplicación "podría provocar agravios comparativos y perjudiciales" para los alumnos.

"Eufemismos"

La crítica de Riera fue la más suave con la propuesta. Los partidos del Pacto acusaron a Cs de utilizar "eufemismos" para intentar imponer el castellano como lengua vehicular de la enseñanza. "Es una irresponsabilidad política fruto del populismo electoralista", afirmó Biel Barceló, de Més per Mallorca, quien achacó a Cs el deseo de "romper la cohesión social y alimentar artificialmente el conflicto", además de ser un partido que "sólo crea fractura social con su patriotismo baratero". Josep Castells, de Més per Menorca, calificó la iniciativa de "demagógica, incongruente, ficticia e inviable", además de "contraria a la educación inclusiva".

El socialista Enric Casanova se sumó a las críticas y afirmó que el único objetivo de Cs es "imponer el castellano" en la educación, mientras que Salvador Aguilera, de Podemos, sostuvo que el partido naranja es "peor que el PP de Bauzá" y Maria Antònia Sureda, de El Pi, consideró que con este tipo de propuestas Cs demuestra que "prefiere la política incendiaria a la del sentido común".

Olga Ballester rechazó esta avalancha de críticas y afirmó que su propuesta se basa en motivos pedagógicos, además del cumplimiento de la legislación. Aunque en la iniciativa no se mencionaba el castellano o el catalán, ya que se refería siempre a las lenguas "cooficiales", en su intervención la diputada de Cs dejó claro que se trataba de un respaldo al castellano. "La realidad en Balears es que los padres de niños con lengua materna castellana no son escuchados y los centros educativos imponen el catalán como lengua vehicular", dijo afirmando que en esta cuestión se actúa "por criterios políticos" y no pedagógicos. "Lo correcto es que los centros den los apoyos para que estos alumnos alcancen la excelencia académica", añadió. Ante la afirmación de los representantes del Pacto de que se da ese apoyo y que los padres si son escuchados, Ballester recordó los malos datos en cuanto al fracaso escolar en Balears. "Algo no se debe estar haciendo bien", concluyó.