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Análisis

Los mejores piratas del mundo

Los mejores piratas del mundo

Piratas, mar y Mallorca. Un triángulo que mantiene una relación milenaria. Desde sus puertos han zarpado y en sus puertos han atracado corsarios de toda calaña, siempre dispuestos a enriquecerse sirviéndose de la ubicación privilegiada de la isla en el centro del Mediterráneo occidental.

Los navegantes mallorquines durante la dominación musulmana salían de nuestras costas en busca de presas. Su campo de trabajo se extendía desde el sur de la península hasta las costas de Liorna, en la Toscana italiana. Tanta actividad les reportó pingües beneficios y dos enormes disgustos. El primero llegó en 1114-1115, cuando pisanos y catalanes asaltaron, saquearon e incendiaron Madina Mayurca, porque ya estaban hasta la coronilla de que abordaran sus barcos. Después del castigo se largaron para evitar que los almorávides les zurraran a ellos.

Los mallorquines no escarmentaron y siguieron con su próspero negocio hasta que Jaume I, tras el enésimo conflicto naval, decidió en 1229 conquistar Mallorca. Los piratas fueron la excusa para otra expedición de sangre. Con una diferencia con respecto a un siglo antes: los súbditos del monarca decidieron quedarse... y no de vacaciones.

Entonces cambió la situación de la isla y de los nuevos mallorquines. Los piratas dejaron de tener su base aquí y la convirtieron en objetivo. Los saqueos se mantuvieron hasta el siglo XVIII, como muy bien recuerdan sollerics, pollencins o andritxols. El capitán Antoni Barceló fue uno de los que lograron mantener a raya a los amigos de lo ajeno llegados desde el norte de África.

Sin embargo, los mallorquines llevamos en los genes el espíritu corsario y lo transmitimos a quienes entran en contacto con nosotros. La piratería no ha desaparecido. Se ha transformado. La frenética actividad contrabandista, que perduró hasta los años 60 del siglo pasado, bebe de esta tradición. Hoy tenemos piratas informáticos, taxis pirata, inmobiliarias pirata y, por supuesto, yates pirata que cierran el círculo de nuestra historia con el regreso a su medio natural: el mar.

Unos 1.700 yates se dedican al alquiler y al chárter al margen de ley. Son tantos como los que se dedican legalmente a esta actividad. Saquean las empresas 'con papeles' y, evidentemente, eluden el pago de impuestos. Aquí o somos piratas o somos sus víctimas. Mil años no se borran de un plumazo. Los corsarios de hoy se limitan a adaptarse a la época.

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