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Opinión

El cardenalato es lealtad eficaz

Estaba cantado. La noticia hubiera estado en privar del capelo cardenalicio a Luis Francisco Ladaria en el próximo consistorio a celebrar para tal fin después de confiarle la prefectura de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Evidentemente, no ha sido así. El discreto y eficaz jesuita manacorí recibirá el birrete de cardenal el próximo 29 de junio.

El número tres del Vaticano -este es ya el rango actual de Ladaria- debe vestir de rojo. Es la lógica de la Santa Sede que, sin embargo, en el caso que nos ocupa, más que en el escalafón del poder eclesiástico, puede ampararse en la solvencia, la trayectoria, la brillantez intelectual y la capacidad de trabajo del distinguido. Es más, en los escasos meses que lleva al frente de la Congregación que vela por la pureza del dogma y la rectitud de la doctrina, no ha hecho más que afianzar su prestigio. Es el resultado de un trabajo infatigable. Los documentos que ha publicado o avalado desde entonces han logrado un reconocimiento difícil en el siempre complejo mundo de la disciplina eclesiástica y la orientación moral.

Al nuevo cardenal se le reprocha que el trámite de su firma haya sido en algunos casos camino de solución de silencio o demora para acusaciones de pederastia en Francia. Eso no impide, ni mucho menos, que teólogos de línea progresista le consideren imprescindible en su cargo actual, teniendo en cuenta las vicisitudes y el momento histórico que vive la Iglesia. José Maria Castillo ha llegado a escribir que, al situarlo al frente de la Doctrina de la Fe, es el nombramiento clave y más importante que ha hecho el papa Francisco en lo que lleva de pontificado.

Jesuita en sentido íntegro del término, el cardenal al que su padre obligó a estudiar Derecho antes de entrar en la Compañía, es un hombre que reparte su mundo vital entre la Gregoriana de Roma y Porto Cristo, entre la curia vaticana y Manacor o Monti-sion de Palma. A la vez firme y discreto hasta la exageración es, por encima de cualquier otra cosa, moderado, leal y trabajador. Fue uno de los principales soportes de Ratzinger y lo es de Bergolio. Hasta ahora Mallorca tenía cardenales para la historia. Con Ladaria tiene uno que no es solo honorífico.

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