Bartolomé Cursach afirmó ayer que jamás calificó de subnormal al juez Manuel Penalvajamás calificó de subnormal al juez Manuel Penalva, a pesar de que dos funcionarias del juzgado han confirmado que escucharon cómo repetía tres veces este insulto y que no tenían ninguna duda de que se estaba refiriendo al magistrado.

La razón por la que niega ser el autor de esta descalificación es que la palabra subnormal "no formaba parte de su habitual vocabulario", por lo que no encontraba ninguna explicación por la que se pudiera acusar de utilizar esta descalificación para atacar al juez que le ha tenido en prisión durante más de un año. El empresario declaró ayer como imputado ante la juez del juzgado de instrucción número 3 de Palma. Se tramita una causa que deriva de una denuncia que presentó el juez Penalva después de tener conocimiento de que Cursach le había insultado y que lo había hecho en la oficina del juzgado que dirige.

Cursach acudió a la declaración asistido por su abogado Enrique Molina. La estrategia era clara: negar los hechos e intentar demostrar que las dos funcionarias del juzgado, que afirmaron que habían escuchado estas descalificaciones, estaban mintiendo. La juez quiso conocer el contexto en el que se había producido este incidente y el empresario insistió en que nunca había pronunciado estas palabras que se le atribuyen.La fiscalía también intervino en la declaración.

Injurias

Cursach está acusado de un delito de injurias contra un funcionariodelito de injurias contra un funcionario, que se castiga con pena de multa. Los hechos ocurrieron al día siguiente de que el empresario saliera de prisión, tras abonar una fianza de un millón de euros. Apenas necesitó cinco horas para depositar la cantidad económica que estableció el tribunal de la Audiencia, que aceptó el recurso que había planteado su abogado, en contra del criterio de la fiscalía, que se inclinaba por seguir manteniendo la situación de prisión del magnate de la noche.

En la resolución de la Audiencia, además del dinero, también prohibió al investigado la posibilidad de salir de la isla, además de ordenarle la entrega inmediata del pasaporte para evitar una posible fuga. A la mañana siguiente, el empresario acudió al juzgado de instrucción número 12 de Palma para cumplir la orden que había establecido el día anterior el tribunal de la Audiencia. Es decir, se personó en el juzgado para entregar su pasaporte, a la vez que fijaba un domicilio para que le notificaran las resoluciones judiciales.

Según los funcionarios que han declarado en la denuncia por injurias, mientras Cursach estaba esperando a que se realizara una diligencia sobre la entrega del documento, mantuvo una breve conversación con su abogado. Y hablaron, precisamente, de la entrevista que esa misma mañana había protagonizado el juez Penalva, que por primera vez rompía su silencio, en una emisora de radio nacional.

El magistrado denunció la campaña de acoso y amenazas que han venido sufriendo, no solo los investigadores del caso Cursach, sino sobre todo los testigos que han declarado en el juzgado. Según la versión de los testigos, al referirse a dicha entrevista, el empresario reaccionó mencionando la palabra subnormal, que repitió en tres ocasiones. Las dos funcionarias que escucharon estas palabras interpretaron que con este insulto se estaba refiriendo al juez Penalva, ya que precisamente estaba comentando la entrevista radiofónica.

El empresario calificó ayer de "mentirosas" a ambas funcionarias que, precisamente, en la declaración que realizaron como testigos en la causa por este presunto delito de injurias, afirmaron que no tenían ninguna duda de que Cursach había pronunciado la palabra subnormal y que la había repetido en tres ocasiones. Las dos trabajadoras del juzgado declararon como testigos y se les advirtió de su obligación de decir la verdad, bajo el apercibimiento de que si mentían podían cometer un delito de falso testigo. Bajo esta advertencia se ratificaron en que habían escuchado estos insultos.