Cuando se apruebe la Ley de vivienda el próximo 29 de mayo, hará ya cerca de un año que la familia Nadal está movilizada para hacer realidad la ampliación del Centro Internacional de Tenis Rafael Nadal y convertir la residencia de aspirantes a tenistas en un hotel. Han sido meses de tocar a todas las puertas posibles hasta conseguir que el grupo parlamentario del Partido Popular presentara una enmienda a la Ley de vivienda gestada desde la conselleria de Territorio y que ha provocado una profunda sima entre los socios del Pacto.

De la calle Montenegro, sede de la conselleria de Turismo, a la de Territorio. De Biel Barceló a Marc Pons. De la Ley de turismo a la Ley urbanística de Balears. La familia Nadal tocó, al menos, dos puertas antes de conseguir que se le abriera, finalmente, la de la Ley de vivienda para legalizar la actividad turística y la ampliación de su centro de tenis. Y en ambos casos, la respuesta fue no.

Después vinieron las reuniones con varios grupos parlamentarios, y la negativa se mantuvo en el caso de los partidos de izquierda. Qué es lo que sucedió entre la primera negativa de Pons y su participación en la redacción de la enmienda finalmente presentada por el grupo parlamentario popular es un misterio.

La redacción por parte del Govern de enmiendas que finalmente presentan los grupos parlamentarios es una práctica habitual, aunque lo que ha llamado sumamente la atención en el caso de la enmienda Nadal ha sido que el Ejecutivo redactara la disposición final para un grupo de la oposición, el principal en este caso.

En el master plan inicial, el documento básico que sirvió para tramitar el centro internacional de tenis Rafael Nadal, jamás se refirió a la explotación turística. Así, la declaración de interés autonómico del Govern Antich y la ley específica que impulsó José Ramón Bauzá siempre tuvieron como fundamento el deporte, y el alojamiento de deportistas. En dicho documento se identificaban 106 unidades residenciales "vinculado al uso deportivo".

Pero a pesar de esta clara vinculación del uso de alojamiento a la actividad deportiva, los responsables de la academia habían estado comercializando el establecimiento en páginas turísticas. Hoy día todavía es posible encontrar estos registros en internet.

Al ser advertidos de la necesidad de disponer de una licencia turística específica, y de la imposibilidad de hacerlo con la ley de 2012, los Nadal decidieron solicitar al Govern una nueva actuación legal ad hoc para poder explotar turísticamente el centro. Ni Biel Barceló quiso introducir en su reforma de la ley turística un traje a medida, ni Marc Pons en la ley de urbanismo. Hasta que llegó la de la vivienda.

En el caso de un establecimiento hotelero en rústico, sólo es posible conseguir una autorización si existe una evaluación de impacto ambiental favorable específica, y si el Consell insular declara el interés general. Ninguna de estas circunstancias se dan en el caso del futuro hotel, porque se decreta por ley su habilitación, como ya se decretó por ley con diferentes dispensas la creación de la residencia. Aun así, los Nadal tendrán que comprar las plazas en la bolsa de plazas turísticas y tendrán que cumplir todos los parámetros exigidos "como un hotel cualquiera", según fuentes de la conselleria de Turismo.

"El hotel, muy limpio"

El Centro Rafael Nadal ha participado en diferentes ferias turísticas para dar a conocer sus instalaciones y, de hecho, se ha comercializado en diferentes páginas web turísticas como Booking o Expedia. En esos dos portales, aunque ya no permiten realizar reservas, todavía puede verse el anuncio del Rafa Nadal Sports Centre como "Residencia de 3,5 estrellas con spa y restaurante", así como los comentarios de algunos de los huéspedes que pernoctaron allí, como el de Pilar, que asegura que, además de las instalaciones deportivas, "el hotel y las habitaciones están muy limpias". Según el portal de Booking, "el Rafa Nadal Sports Centre recibe clientes de Booking.com desde el 25 de mayo de 2016", aunque posteriormente Turismo les abrió un expediente por comercializar sin licencia.