La mujer condenada por vejaciones a menores de entre uno y tres años con severos castigos por llorar o orinarse encima puede seguir dirigiendo su guardería. Así lo ha lamentado hoy la Conselleria de Educación, que ha señalado que al no haber sido inhabilitada por el juez, la administración no puede apartarla del cuidado de menores.

La mujer, condenada a seis meses de prisión y a una multa de 300 euros, castigaba a los menores bajo su cuidado en su guardería del Coll den Rebassa encerrándolos horas a oscuras atados a la taza del váter si se orinaban encima y llegó a hacerles comer su propio vomitado, según confesó ante el juez. Al haber llegado a un pacto con Fiscalía y la única madre que mantuvo la acusación, evitó la condena por malostratos y la inhabilitación para trabajar con menores. Ante esta circunstancia podrá seguir dedicándose al cuidado de menores.

Además, desde Educación señalan que si se tratara de una escoleta reglada estaría sujeta a inspecciones educativas que podrían controlar su actividad. Sin embargo, al tratarse de una guardería tampoco tendrá ningún control por parte de la administración.